Manuel M.A. , conocido como el descuartizador de Alcalá, se sienta en el banquillo de la Audiencia Provincial de Madrid acusado de asesinar a puñaladas en 2017 a su noviaEuropa Press

Madrid

25 años de cárcel para ´el descuartizador´ de Alcalá que guardó el cadáver de su novia en un congelador

Los hechos ocurrieron en octubre de 2017, cuando el hombre aturdió a su pareja y le propinó dos puñaladas por la espalda

Alcalá de Henares, 2017. Una pareja comparte piso. La joven Daría tiene 22 años y es de origen ruso, aunque había sido adoptada con 9 años por una familia española. En el momento del crimen, ella se encontraba distanciada de su familia y trabajaba como camarera en Madrid. Por otro lado, Manuel Moreno, quien prácticamente le doblaba la edad con sus 42 años, conocido ahora como ´el descuartizador´ de Alcalá, fue la mano ejecutora del horror que sufrió su pareja. El caso no se denunció hasta meses más tarde, cuando la madre de la víctima, al no poder contactar con su hija, trasladó su preocupación a la policía. Actualmente, el hombre ha sido condenado a 25 años de prisión por delito de asesinato, 5 meses de prisión por profanación del cadáver y 1 mes de multa abonando 6 euros diarios por el delito de estafa que cometió después de provocar la muerte a su compañera sentimental.

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Los hechos

Los hechos sucedieron concretamente el 6 de octubre. El hombre mordió a la mujer en un brazo, y después le propinó un fuerte golpe en la cara para terminar asestándole dos puñaladas por la espalda que le provocaron la muerte. Después de esto, bajó al estanco como si nada hubiera pasado y compró tabaco con la tarjeta de la víctima. La historia se retuerce aún más, pues en las investigaciones la policía comprobó que en los dos días siguientes al crimen, el hombre desnudó a la chica y la descuartizó en siete partes que guardó en el congelador, colocando sus genitales en la parte superior. La frialdad del asesino se hizo aún más patente al descubrir que había estado mandando mensajes haciéndose pasar por su novia durante meses después del crimen, compartiendo textos en redes sociales tales como «Quiero cambiar mi vida porque estoy embarazada». También escribió a través de WhatsApp al propietario de la vivienda, al trabajo y a los amigos de la fallecida para no levantar sospechas. Así, la vida de Manuel pareció transcurrir como habitualmente, e incluso todos los días atendía a un bar cerca del lugar donde trabajaba. Meses más tarde, la preocupación de la madre adoptiva de la joven derivó en la denuncia que terminó con la detención del hombre el 8 de febrero de 2018.

Después de matarla, el condenado se hizo pasar por su novia en redes sociales para simular que seguía viva

El hombre declaró su versión a las autoridades «Yo nunca quise quitarle la vida, yo la quise. La amé. Nadie pertenece a nadie y yo ni consciente ni inconscientemente le haría daño a un ser humano, y menos una mujer». El condenado insiste en que actuó en defensa propia, aferrado a su versión. Según él, el desencadenante había sido una disputa por un dinero que había tomado Daría y por el desorden de la habitación. Enzarzados en la discusión, dice que Daría tomó un cuchillo y que al apartarla de un manotazo, se lo clavó.

Resolución del Tribunal Supremo

Sin embargo, el Tribunal Supremo ha respaldado los hechos probados y ha concluido por unanimidad que la forma de proceder del acusado fue alevosa. El delito de homicidio a derivado en el de asesinato, tras tener en cuenta el agravante de género y de parentesco. Los datos recogidos hablan por sí mismos: en los dos cuchillos solo se encontró ADN del condenado y además no se encontraron cortes en las manos de la víctima, lo que hubiera indicado que la Daría se habría puesto en alerta y habría reaccionado de forma defensiva. Esto ha resultado importante para la resolución de la sentencia, ya que se ha concluido que «la complexión física de víctima y acusado, la relación habida entre ambos y su convivencia en una misma habitación de reducidas dimensiones, dado también que el acusado propinó un golpe que le causó la fractura en la mandíbula, imposibilitando toda defensa por su parte para alcanzar siquiera mínimamente, a defenderse de dos puñaladas, mortales de necesidad, propinadas de forma envolvente y a muy escasa distancia de la víctima, y por la espalda, no cabe sino concluir que el actuar de Manuel Moreno fue alevoso. Se aseguró primero de que no podría defenderse y después la mató».

Tribunal SupremoEuropa Press

El delito es especialmente espeluznantes si consideramos que la propia vivienda es el lugar donde normalmente las personas se sientes más seguras. Además, los hechos que siguieron a la muerte de la víctima han sido tenidos como especialmente significativos, por ejemplo la conservación del cuerpo despedazado con los genitales en primer plano: «la posición que ostentan tales órganos, lo que confiere al acto un grado más de encubrimiento, para adentrarse, además, en un episodio de clara profanación del cadáver de su pareja.»