Madrid
El recuerdo de la caída del Muro de Berlín en Madrid
En el Parque de Berlín, en el madrileño barrio de Chamartín, y en el Parque de Europa, en Torrejón de Ardoz, se conservan varios fragmentos del muro que que dividió Alemania durante tres décadas
El ´Muro de la Vergüenza´. Así era conocido por la opinión pública el Muro de Berlín, levantado en 1961 por las tensiones entre las dos potencias enfrentadas en la Guerra Fría: Estados Unidos y la URSS. Estas llegaron hasta tal punto, que los soviéticos ordenaron la construcción de una frontera para evitar los influjos de Occidente, es decir, para que los jóvenes no huyeran al otro lado en busca de mejores oportunidades. Así, Berlín se dividió entre la República Federal de Alemania (RFA) y la República Democrática de Alemania (RDA). Era la división de dos mundos cuya separación se mantuvo durante tres décadas: por un lado, la RFA que estaba de parte del capitalismo de Estados Unidos, y por otro lado, la RDA a favor del comunismo de la Unión Soviética.
En recuerdo de su histórico derribo, llevado a cabo la noche del 9 al 10 de noviembre de 1989 por la presión internacional y retransmitido en directo en las televisiones de todo el mundo, Madrid conserva varios de sus fragmentos, concretamente en el Parque de Berlín y en el Parque de Europa.
La adquisición de los fragmentos
En 1990, año de la reunificación alemana, el país cedió gran parte del muro a diferentes países, entre los cuales se encontraba España. Así, los 120 kilómetros de longitud y más de tres metros de altura de la estructura de hormigón, se encuentran hoy repartidos entre más de 50 naciones, cuyas diferentes piezas son un símbolo, allá donde se colocan, que recuerda que quien olvida su historia está condenado a repetirla. En el caso de España, los fragmentos fueron repartidos por todo el territorio, por lo que podemos visitar partes del muro en La Isla de la Cartuja de Sevilla, en la Redondela en Pontevedra, en Madrid, e incluso en una gasolinera de peaje en Zuasti, Navarra. Con su exposición, se pretende rememorar «la ratificación de la muerte de la dictadura en Alemania y el comunismo en el mundo».
El Parque de Berlín
El Parque de Berlín, en el madrileño barrio de Chamartín, fue construido con motivo de la visita del alcalde de Berlín, Herbert Ernst Karl Frahm (más conocido como Willy Brandt), quien anunció su intención de volar hasta la capital española en 1966. Con este pretexto, las autoridades municipales decidieron que sería una buena idea inaugurar un parque a apenas 200 metros del Colegio Alemán de Madrid y dedicarlo a la ciudad de Berlín, dotando a la zona de un nuevo espacio verde. Finalmente, aunque Willy Brandt no pudo desplazarse hasta el lugar, se llevó a cabo la apertura del parque en presencia del embajador alemán en Madrid.
Agustín Rodríguez Sahagún, regidor de Madrid de 1989 a 1991, gestionó la llegada de los fragmentos, que fueron posteriormente destinados al Parque de Berlín. Las tres piezas que se exponen a la vista de los paseantes se conservan con todos sus grafitis originales, aunque a punto estuvieron de ser borrados por un trabajador municipal que creía que habían sufrido un acto de vandalismo. El parque también cuenta con otros elementos que hacen referencia a su nombre y evocan a Alemania, como la escultura del busto de Ludwig von Beethoven, o la de un oso, animal icono de la ciudad de Berlín. También hay un monolito para agasajar al alcalde alemán Willy Brandt.
El parque de Europa
También en el parque de Europa, en Torrejón de Ardoz, conocido por presentar réplicas en menor escala de algunos de los más famosos monumentos europeos, podemos encontrar un fragmento del Muro de Berlín. No se trata de una réplica, sino del original. Podemos observar que los restos conservados presentan los grafitis de la época intactos. Cerca de la pieza, podemos ver que se alza el monumento a modo de imitación de la Puerta de Brandeburgo de Berlín.
Estos restos son el vivo recuerdo del triunfo de la libertad sobre el comunismo, victoria conseguida gracias a la involucración de gran parte de la comunidad internacional. Destaca especialmente el papel de Juan Pablo II, figura determinante para que cayera el Muro. Antes de ser elegido Papa, Karol Wojtyla se mostraba seguro sobre el hundimiento del comunismo en Europa, por considerarla una ideología dañina que solo restaba: «Como ideología no tiene nada que decir. Como sistema económico ha fracasado. Se mantiene solamente por su perpetuación en el poder.» Ya como Pontífice, destacó por sus palabras en favor de la paz y la condena del comunismo, entre ellas las que dirigió a los polacos en un discurso al visitar su país natal.