Tomás Gómez, Nicolás Redondo Terreros y José Luis CorcueraPaula Andrade

Las cuatro líneas rojas que sobrepasó el PSOE de Sánchez y que motivaron la conjura de históricos exdirigentes

Más de un centenar de destacados miembros del PSOE de Felipe González y Zapatero se reunieron este fin de semana en Madrid para analizar la deriva de un partido «irreconocible»

Un restaurante en la carretera de El Pardo, en Madrid, congregó a 123 ilustres del PSOE críticos con la deriva de un partido al que «no reconocen. Dirigentes históricos como el exministro José Luis Corcuera, Nicolás Redondo Terreros, el exdiputado de la Asamblea de Madrid, Juan Antonio Ruiz-Castillo, el exministro de Cultura, César Antonio Molina, y otros que, pese a no poder acudir estuvieron muy presentes como el exalcalde de La Coruña Paco Vázquez, uno de los organizadores del acto y miembro del colectivo denominado Fernando de los Ríos.

Los allí congregados representaban a multitud de federaciones socialistas, como la madrileña, la andaluza, la catalana, y, según ha podido saber El Debate, varios de los presentes tomaron la palabra para denunciar las cuatro líneas rojas que el PSOE de Sánchez ha sobrepasado y por las que han decidido decir «basta»

«No se puede debatir»

Una de las líneas rojas es la de la «ausencia de debate interno», lo que ha provocado que el PSOE haya mutado en un «partido totalmente cerrado donde no se puede debatir».

Otra línea roja sobrepasada es la «negación de una realidad que sienten, no solamente muchos afiliados, sino muchos ciudadanos de una política de pactos con Bildu y Esquerra Republicana que hace a este partido irreconocible».

«Ya está bien de manosear la Constitución»

Juan Antonio Ruiz-Castillo alzó la voz representando a la federación socialista madrileña y su discurso giró en el hartazgo contra aquellos que no dejan de «manosear la Constitución». En conversación con El Debate, el exdiputado de la Asamblea de Madrid afirma que «el que quiera reformarla tiene unos mecanismos para ello», e insiste «como no quieren utilizar esos mecanismos porque, evidentemente, llevarían a un referéndum que perderían seguro, a lo que se dedican es a manosearla y a situarse en el borde constitucional para lograr sus objetivos, sobre todo, ERC, Bildu y Podemos».

El exdiputado madrileño teme que «de tanto manosearla van a terminar con que la gente piense que es inservible cuando es todo lo contrario y nos ha dado, desde mi punto de vista, cuatro o cinco décadas de de paz, de tranquilidad y una de modernización que este país no conocía en los últimos siglos».

«A pachas con Bildu»

Otra de las causas que provoca la irritación de los congregados en la cita es la alianza del PSOE con Bildu. Uno de los dirigentes congregados en la comida de este sábado reconoce a este medio que «lamenta que los que todavía siguen sin condenar los asesinatos de ETA y sin contribuir a que se esclarezcan los más de 300 que quedan sin resolver y que seguro tienen información de sobra pues que se esté a a pachas con ellos».

«Un partido irreconocible»

Estas tres causas desembocan en esta última cuarta que provoca que lo único que una al PSOE de antes con el actual «son las siglas» afirma un exdirigente socialista.

Sobre qué esperan de esta reunión, uno de los asistentes reconoce a El Debate que el propósito es «hacer un llamamiento a los dirigentes, porque estoy seguro de que saben seguro que nos hemos reunido y quiénes lo hemos hecho, para que, de aquí a las elecciones generales, y sobre todo de cara a futuros gobiernos y futuros pactos tengan en cuenta esas premisas».

Otro de los allí congregados añade que «sobre todo, que acaben con esta especie de 'yo no necesito hablar con los ciudadanos ni con los afiliados' porque lo que me interesa es seguir yo'».

Sobre si esperan una llamada por parte de alguien de Ferraz, uno de los exdirigentes socialistas presentes en el acto duda y afirma que «lo mismo optan por ignorarnos». Una declaración palpable del sentir de aquellos que contribuyeron a que el PSOE fuera un partido de estado y hoy ven cómo navega a la deriva fruto de sus estrechas alianzas.