¿Qué hay en las profundidades del lago de la Casa de Campo?

Situado al oeste de la capital, la Casa de Campo es el mayor parque público de Madrid. No en vano, este lugar declarado Bien de Interés Cultural es cinco veces superior que el Central Park de Nueva York.

Pero, sobre todo, la Casa de Campo es uno de los mejores lugares para realizar actividades al aire libre: ya sea para correr, montar en bicicleta, remar o disfrutar de las vistas del teleférico, son pocos lo madrileños que no han pasado alguna vez por el gran pulmón verde de Madrid.

Sin duda, uno de los lugares más emblemáticos de la Casa de Campo es el lago, un estanque artificial renacentista con una superficie superior a los 80.000 metros cuadrados, donde es posible realizar deportes como el piragüismo, la pesca deportiva o el triatlón. En sus orígenes, se utilizaba también como reserva de peces para el consumo humano.

Los orígenes del lago se remontan al siglo XVI, como parte del proyecto paisajístico encargado por el rey Felipe II al arquitecto Juan Bautista de Toledo. Tras siglos de historia, el estanque fue vaciado por última vez en 2017, dejando al descubierto sus secretos mejor guardados.

¿Qué esconden sus aguas?

Igual que el estanque del Retiro, en las aguas del lago de Casa de Campo fueron encontrados «yacimientos arqueológicos» de lo más variopintos. Gracias a los restos encontrados, fue posible estudiar la evolución de la telefonía móvil desde 1982, última vez que había sido drenado, hasta la actualidad: centenares los dispositivos telefónicos fueron hallados en el fondo. Pero esto no fue ni mucho menos lo más extravagante.

Por supuesto, en este ecosistema habitan también monstruos abisales. Si el estanque del Retiro encontraron a «Margarita», una carpa de más de un metro y 12 kilogramos, en el lago de Casa de Campo hallaron también miles de peces de especies variadas, como la carpa común, el percasol, el carpín, la tenca, el barbo, el pez gato y la gambusia. De ellos, hasta 14.000 ejemplares de «especies invasoras» (carpa común, el royal, el carpín, el percasol y la gambusia) fueron sacrificados.

Tras el vaciado del estanque, la Policía tuvo que intervenir en varias ocasiones: en el fondo encontraron fardos sospechosos, una pistola, balas y unos misteriosos huesos grandes. Tras una investigación, se supo que se trataba en realidad de huesos de vaca. En todo caso es difícil saber cómo llegaron hasta ahí.

El particular tesoro encontrado por los operarios compone una larga lista: