Leonardo Alenza, La muerte de Daoiz en el Parque de Artillería de Monteleón, 1835Museo del Romanticismo

Estos son los héroes madrileños menos conocidos que arriesgaron su vida el Dos de Mayo de 1808

Además de los valerosos Manuela Malasaña, Daoíz y Velarde, se pueden rastrear otras personas y sus circunstancias que ayudan a comprender lo vivido esa jornada

Los documentos que recogen la crónica de casos del Dos de Mayo y los días posteriores reflejan que hubieron numerosas personas dignas de mención, ilustres heroínas, hombres y mujeres «movidos por la exaltación patriótica» y casos de excepción, por la suerte o la desgracia que tuvieron. Pasados más de dos siglos volvemos a nombrar a algunos de ellos para obtener una panorámica del ambiente de aquel día y rendir homenaje a las vidas que se vieron conmocionadas por lo ocurrido.

Héroes del Parque de Monteleón

El Cuartel de Artillería de Monteleón emerge en las historias que se cuentan acerca del dos de mayo de 1808 por ser un centro de apoyo al levantamiento comenzado por los vecinos de la Villa de Madrid. En su interior se encontraban soldados españoles y franceses, que trataban de mantener la calma a pesar de la tensión reinante gracias a los esfuerzos de Jacinto Ruiz de Mendoza, teniente de Voluntarios del Estado. Sobre las 10:00 horas de la mañana Daoíz, que había salido para a su vuelta informar de lo que ocurría, instigó al regimiento de Voluntarios y dejó pasar a los madrileños al patio de artillería.

Cuartel de Monteleón en 1869, tras La GloriosaBiblioteca Digital Memoria de Madrid

Una de las primeras personas que accedieron fue Clara del Rey, de 47 años, natural de Villalba del Campo. Las fuentes declaran que fue «una de las más ilustres heroínas del Parque de Artillería». Además, sabemos que desde el primer momento del tumulto exhortó a su marido Manuel González Blanco y a sus tres hijos, Juan, Ceferino y Estanislao, a participar junto a ella en el combate. «Trabado el combate, no se apartó un momento del lado de los cañones», cuando se encontraba animando a sus hijos recibió el impacto de una bala de cañón en la cabeza. El mayor de sus hijos se alistó de forma voluntaria para participar en las sucesivas batallas de la guerra de la Independencia para vengar la muerte de su madre.

Junto a ella, estuvo Doña Francisca Olivares Muñoz, quien resultó herida y regresó a su casa, en la calle de la Magdalena Alta, pero no resistió, «murió el día 8 y dejando siete hijos huérfanos». Otra mujer presente allí, además de Manuela Malasaña, fue Ramona García Sánchez, «una de las más animosas heroínas del Parque» y sobrevivió a pesar de las heridas.

En aquellos angustiosos momentos donde muchos resultaron gravemente heridos apareció Fray Andrés Cano, cura de San Marcos, acompañado de dos oficiales de artillería, se adentró en esta zona para dar auxilio espiritual a los moribundos, entre ellos a Daoíz. Por su actuación, Fernando VII le concedió la medalla de honor.

Sorprendidos

En un momento de tanta incertidumbre, cuando las noticias de mayor actualidad corrían a viva voz, fueron muchos los que resultaron sorprendidos. Entre los sucesos de este tipo es el de Julián Texedor de la Torre y su amigo Lorenzo Domínguez, platero y guarnicionero, que salieron de sus comercios en la calle Atocha, acompañados de sus oficiales y aprendices. Armados con pistolas se dirigieron al Palacio Real. De camino tuvieron que enfrentarse a algunos soldados franceses, pero ignorando lo que ocurría en esa zona, al llegar a la Plaza Mayor, fueron detenidos y finalmente fusilados el día 3 en la montaña de Príncipe Pío.

Mayor suerte corrieron la joven de 20 años Ramona Esquilino Olate, soltera, y su madre, María Oñate. Ambas vivían en la calle de la Flor Baja, donde se encontraban cuando escucharon ecos del tumulto y «movidas por su exaltación patriótica» se quisieron sumar al levantamiento. En la calle Ancha de San Bernardo se encontraron con un oficial francés. Ramona le quitó la espada y le propinó varias estocadas. Ambas resultaron heridas por varios soldados que acudieron a su encuentro, pero fueron atendidas en el Hospital de la Pasión y se salvaron.

Eugenio Álvarez Dumont, Malasaña y su hija se baten contra los franceses (...), 1887Museo del Prado

Esteban Sobola estuvo luchando aquella mañana en la Puerta del Sol, pero le apresaron en la Carrera de San Jerónimo. Le trasladaron al Buen Retiro para ser fusilado, pero un centinela francés que estaba a cargo de un grupo de madrileños dejó que se escapara y logró esconderse.

Juan Pérez de Guzmán y Gallo

(Ronda, 1841 - Madrid, 1928) fue miembro de la Real Academia de la Historia que en 1893 publicó un catálogo sobre los muertos y heridos el 2 de mayo de 1808 en Madrid.
Su trabajo resulta imprescindible, pues ha facilitado el conocimiento de los datos que se recopilaron en la época y que han llegado hasta nosotros.

Las experiencias de aquel día recogidas, con nombres y apellidos, alumbran lo que supuso el intento de Murat «de ahogar cualquier intentona contra el orden», como describe los planes del mariscal del ejército francés el historiador experto en el siglo XIX español, Daniel Aquillué.