Así funciona el espectacular simulador de Metro de Madrid: la clave de la seguridad del suburbano

Esta herramienta recrea con exactitud el comportamiento y las situaciones de los trenes empleados en el transporte de viajeros

Madrid tiene uno de los mejores servicios de transporte, el Metro. Con un reconocimiento a nivel mundial, al año se registra una media de 700-800 millones de viajeros que disfrutan de este servicio público. Cada mañana los madrileños se suben al suburbano para desplazarse a lo largo de la capital. Un detalle que pasa desapercibido y es clave en el día a día son sus maquinistas. Su formación es la clave de la seguridad del Metro y de que todos los viajes se desarrollen con cierta normalidad, sin ninguna incidencia.

Pero, ¿en qué consiste esta instrucción? Todos aquellos que quieran ser conductores de Metro deben aprobar unas oposiciones para el acceso. A posteriori el suburbano enseña una parte teórica y otra práctica para que se acerque lo más posible a la realidad.

En pleno barrio de Canillejas se encuentra el centro de operaciones del servicio público. Este enclave acoge desde el centro logístico hasta el simulador del tren 8.000, una de las claves del aprendizaje de los futuros maquinistas. En concreto, este es uno de los cuatro que están repartidos por toda la Comunidad de Madrid.

El consejero de Transportes e Infraestructuras, David Pérez, ha asegurado que «estos simuladores recrean con exactitud el comportamiento de los trenes empleados para el transporte de viajeros, con el objetivo de que los alumnos puedan aprender en un entorno dinámico, controlado y libre de riesgos».

«Todos los futuros maquinistas pasan sí o sí por aquí. Durante el curso de formación lo que hacemos es darle una serie de contenidos teóricos para a posteriori llevarlos a la realidad» gracias a los simuladores, nos explica Juan Carlos Galindo, responsable del servicio de formación.

Simulador del Metro 8.000Manuel M. García

El simulador, en profundidad

Una gran sala acoge una serie de pupitres con dos pantallas y unos mandos de control que son los mismos que se encontrarán los futuros maquinistas en una cabina de tren. Pero lo más sorprendente es la cabeza de tren y su vagón colindante. La recreación es nula, las palancas, botones y demás terminales son 100 % fidedignos a los de los trenes que hay habilitados.

La segunda parte de este simulador la compone una pantalla de alta resolución donde se recrean todas las estaciones y escenarios posibles. Desde el puesto de control, donde los instructores lanzan los ejercicios, se controla en todo momento el proceder de los alumnos.

El curso de formación de los maquinistas es de 45 jornadas. Estas se van repartiendo entre la actividad teórica con la práctica y el objetivo es ir compaginando ambas. Un 30 % del total de la formación la desarrollan en los simuladores. Además, se le suma que tras este periodo teórico-práctico los estudiantes tienen prácticas sobre el terreno.

Pupitres y el simulador del Metro de MadridDaniel Vara

¿Cómo se conduce un tren?

Luis del Barrio, instructor de formación de Metro de Madrid, nos enseña cómo funcionan estos mandos del tren 8.000. Hay que destacar que todos los modelos que están en pleno funcionamiento cuentan con los mismos sistemas, pero en distintos lugares, lo que facilita mucho su aprendizaje.

Antes de comenzar el maquinista debe de hacer una serie de comprobaciones para la apertura y cierre de puertas con sus respectivos botones que mantendremos en secreto debido a la seguridad del Metro y no revelar los entresijos del suburbano, que han pasado de generación en generación.

Tras este chequeo, a continuación se puede realizar una conducción manual o automática. En este último caso, la función del maquinista es la de supervisar todos los elementos del pupitre del tren, comprobando que no hay ninguna incidencia.

El momento de parado se logra gracias a una balizas que hay en cada estación y notifican a la compleja maquinaria que debe parar. Una vez ha parado el tren y se ve perfectamente en el espejo de la estación, el maquinista procede a abrir las puertas.

Foto tomada desde el vagón colindante a la cabina de MetroDaniel Vara

manera manual

Si se escoge una conducción manual el proceso cambia por completo porque el maquinista es quien toma los mandos de control. El proceso de chequeo es el mismo, pero en este caso interviene un elemento con el que se regula la velocidad. Este tipo de manejo requiere que se respeten en todo momento las órdenes de seguridad.

Tras la parada correspondiente en la estación, el sistema de apertura y cierre de puertas es el mismo que en la conducción automática, depende por completo del maquinista, que siempre notifica gracias al pitido que todos ya conocemos.

Un detalle muy importante y que muchas personas confunden es que creen que el tren tiene un sensor en las puertas y por eso se abren cuando han intentado meterse tras el aviso de cierre. Codos, brazos, maletines, un sinfín de excusas para intentar meterse in extremis. Pero el responsable de que se abran de nuevo las compuertas es el maquinista.

«Tras el aviso acústico, nuestro manual nos indica que la responsabilidad a la hora de meterse en el vagón en esas circunstancias recae en el propio usuario porque ya ha tenido tiempo y se ha avisado del proceder», explica Luis del Barrio.

Metro de Madrid tiene un potente desarrollo logístico, técnico y educativo detrás que los usuarios normalmente no ven, estos pilares dan forma y contribuyen a que el suburbano esté entre los mejores del mundo.