Santo Domingo de la Calzada, la iglesia de Madrid que lleva 44 años bajo la M-30

Madrid

Santo Domingo de la Calzada, la iglesia de Madrid que lleva 44 años bajo la M-30

Inicialmente la capilla se construyó como una sede temporal hasta que se encontrase un lugar definitivo para la Parroquia del Bautismo del Señor

Madrid está repleto de iglesias, pero pocas son tan curiosas como la capilla de Santo Domingo de la Calzada, también apodada «la capilla del Puente» por su peculiar ubicación. Situada en la Avenida de Fuentelarreina, 28, en la zona de Puerta de Hierro, este lugar de culto lleva 44 años bajo un túnel de la M-30.

Orígenes de la parroquia

La presencia del templo bajo la M-30 se debe en gran parte a que inicialmente se ideó como un emplazamiento temporal hasta que se encontrase un lugar definitivo para la Parroquia del Bautismo del Señor, que era como se llamaba originalmente. Si hubiésemos observado el lugar en 1978, que es cuando se construyó, hubiéramos visto una pobre edificación de hormigón visto con su textura original.

Sin embargo, la parroquia terminó asentándose en el reducido espacio de 35 metros de longitud. La necesidad que los vecinos de la zona tenían de un lugar de culto hizo que, a petición de los propios feligreses, la capilla se mantuviera a pesar de la nueva sede que se levantó en otro lugar.

44 años resistiendo

No ha sido nada fácil para la parroquia permanecer 44 años en esta ubicación, pues desde el principio el templo empezó a sufrir de filtraciones y humedades . En el año 2013, el deterioro de la bóveda de cañón empezó a ser tan evidente que se hizo necesaria la intervención de dos profesionales. Gracias a los arquitectos Soledad García Morales y Antonio Vela Cossío, pudo adoptarse una solución para salvar el espacio.

La rehabilitación que llevaron a cabo consistió en dividir el espacio en dos partes: una estaría destinada a la zona de la capilla y otra como zona de recogimiento y oración. Para paliar el problema de las filtraciones, se tomó la medida de construir una cubierta interior para drenar la lluvia, encauzándola hacia dos canales perimetrales.

En cuanto al diseño, se trata de un espacio alargado, cubierto por la bóveda de cañón ya mencionada y de estética muy sobria. Lo que más resalta en este sentido, es el gran óculo de la cabecera de la iglesia, que deja pasar la luz del sol naciente. A día de hoy, la sencillez y la historia de este templo siguen atrayendo a cientos de madrileños que quieren adentrarse en este espacio sagrado.