El puente de Segovia: el más antiguo de Madrid y con una fuerte presencia en la cultura popular

Madrid

El puente de Segovia: el más antiguo de Madrid y con una fuerte presencia en la cultura popular

El rey Felipe II mandó a Juan Herrera el proyecto de construir un puente «ancho, sólido y duradero» que sirviese de acceso a la villa

El Puente de Segovia fue construido entre 1582 y 1584 para ser uno de los principales accesos a la villa de Madrid, algo que resultó fundamental pues en 1561 se había decidido reubicar la capitalidad del reino y trasladar la corte desde Valladolid. A día de hoy, el puente es el más antiguo de la ciudad de Madrid y sigue formando parte de la imagen de la ciudad después de 440 años.

Ancho, sólido y duradero

En un primer lugar, la obra había estado bajo la dirección del Maestro Mayor de Obras Gaspar de la Vega, pero a su muerte en 1577 tomó el relevo Juan Herrera, realizando nuevos diseños. Una de las especificaciones que le dio el rey Felipe II al arquitecto, fue que el el puente debía ser «ancho, sólido y duradero». Para cumplir este objetivo el rey destinó un presupuesto de 200.000 ducados. Este famoso arquitecto era el favorito de Felipe II, que ya le había encargado proyectos tan ambiciosos como el de levantar el Monasterio del Escorial (1563) o concluir las obras del Palacio Real de Aranjuez (1561) tras la muerte del arquitecto Juan Bautista de Toledo.

Vista del Alcázar Real y entorno del Puente de Segovia, anónimo, 1670

Pero en realidad, los primeros proyectos comenzaron a gestarse mucho antes, pues ya en el año 1345 el rey Alfonso XI de Castilla autorizó su edificación y en los primeros bocetos se manejaban dos posibilidades: que el puente contase con nueve arcos o con trece.

Finalmente se tomó la resolución de que La Puente Segoviana –que así se llamaba en origen– tuviera nueve ojos. El central es de mayor altura y el resto disminuyen su tamaño progresivamente a medida que se alejan de él. Todos ellos fueron rematados con arcos de medio punto. El material elegido para su construcción fue el granito o piedra berroqueña. La arquitectura se embellece con una moldura y unas bolas de este mismo granito que ponen de relieve el carácter renacentista de toda la obra.

Los hitos que marcaron la vida del puente

El puente ha sido testigo de grandes cambios en la ciudad de Madrid, y ha vivido remodelaciones e incluso una demolición:
  • Mejoras de los siglos XVII y XVIII: ​con el paso de los años se hicieron necesarias algunas remodelaciones del puente, y para ello fueron designados los mejores arquitectos de la época como Pedro de Ribera o Ventura Rodríguez.
  • Guerra Civil: durante la guerra fratricida el puente de Segovia sufrió una demolición para evitar el avance de las tropas nacionales bajo el mando del general Yagüe. Una vez finalizado el conflicto se reconstruyó y se aprovechó para mejorarlo, ampliando su ancho a 31 metros y embelleciéndolo.
  • Últimas décadas: las obras de soterramiento de la M-30 entre los años 2004 y 2007 también han afectado al puente.

El Puente de Segovia fue catalogado como Bien de Interés Cultural en el año 1996 y mide 172 metros de largo. En sus inmediaciones podemos encontrar el Palacio Real y actualmente el parque de Madrid Río embellece sus alrededores gracias a las fuentes, zonas verdes y paseos que se han habilitado para disfrute de los madrileños.

Puente de Segovia en la actualidadPágina oficial de Turismo de la ciudad de Madrid

Versos sobre el Puente de Segovia

El puente de Segovia tiene también un papel destacado en la cultura popular madrileña, ya que en el Siglo de Oro los más célebres literatos le dedicaron sus versos. Sin embargo, no fue para hablar de la gran obra de ingeniería que era, sino más bien para ridiculizar el contraste de la mastodóntica arquitectura con el escaso caudal del río Manzanares.

Góngora por ejemplo ironizaba en unos versos diciendo: «Duélete de esta puente, Manzanares;//mira que dice por ahí la gente// que no eres río para media fuente,//y que ella es puente para treinta mares.» O también: «Señora doña Puente Segoviana,// cuyos ojos están llorando arena:// si es por el río, muy enhorabuena,// aunque estás para viuda muy galana.»

Sello de Quevedo y GóngoraCorreos

Quevedo, su eterno rival en el imaginario colectivo (que en realidad no era tal), también estaba de acuerdo con él en lo que se refiere al puente y al río, pues dejó para la posteridad versos como estos: «Llorando está Manzanares,// al instante que lo digo,// por los ojos de ese puente,// pocas hebras, hilo a hilo.// Cuando por ojos de agujas// pudiera enhebrar lo mismo,// como arrojo vergonzante,// vocablo sin ejercicio».

Vista de Madrid frente al Puente de Segovia por Antonio Joli, 1753

Lope de Vega también le dedicó varios poemas, como por ejemplo uno en el que responde a Núñez de Castro dirigiendo unas palabras al Manzanares: «Y aunque un arroyo sin brío// os lava el pie diligente,// tenéis un hermoso puente// con esperanzas de río.»

Podríamos mencionar muchos más ejemplos, pero concluiremos con uno de Zabaleta, que en el siglo XVII afirmaba en unos versos que «las bolas que decoran la Puente Segoviana significan que la puente y el río son pura bola».