¿Por qué son tan famosas las palmeritas de Tajuña?
Son muchos los visitantes que aprovechan el fin de semana o algún festivo para acercarse a Morata de Tajuña para hacerse con estos dulces souvenirs
Las palmeritas de Morata de Tajuña cada vez tienen un mayor éxito. Miles de madrileños se pasan por este municipio para comprar este dulce que cautiva los paladares de todo el mundo. La clave está en el almíbar que sirve de base para a posteriori bañarlas en chocolate.
Otro elemento clave es el hojaldre, que se elabora de manera artesanal por seis familias que se dedican en cuerpo y alma a este negocio. Al año se venden unos 60.000 kilos, una cifra estratosférica.
«Para elaborar el hojaldre utilizamos harina de trigo, agua, un poco de sal y margarina, para que lo puedan consumir los alérgicos al huevo y las personas veganas», explican desde los obradores.
Otro punto importante es el tiempo de horneado. Los reposteros señalan que suelen tenerlas unos 15 minutos en el horno de piedra. Una vez cocidas, las dejan reposar para bañarlas en almíbar.
Son muchos los visitantes que aprovechan el fin de semana o algún festivo para acercarse a Morata de Tajuña para hacerse con estos dulces souvenirs. Estas palmeritas han hecho que el municipio se haya hecho un hueco entre el catálogo de pueblos más populares de la región.
Durante este fin de semana, Morata de Tajuña se ha convertido en la capital de este típico dulce de chocolate gracias a la Feria de la Palmeritas. Este año ha celebrado su sexta edición y ha reunido a miles de personas.
Este evento está organizado por la Comunidad de Madrid, el Ayuntamiento del municipio, siete obradores participantes y Aracove. El objetivo es promocionar la cultura y la gastronomía de los diferentes municipios de la región.
Las principales pastelerías de Morata de Tajuña son: De La Torre, Paco-Pan, La Dulcería, La Real, la Panificadora Morateña, Conejo y El Carmen. Todas ellas ofrecen este dulce que cautiva a todo el mundo.
Además, ofrecen una gran variedad de palmeritas de distintos sabores y tamaños. Uno de los mejores momentos de esta feria anual es el reparto de este dulce gigante de dos metros de largo.
Estas palmeritas huyen del estereotipo de la típicas que suelen estar compactas y con el hojaldre seco. Este pequeño postre es un bollo blandito y esponjoso bañado en chocolate fundido.
Su elaboración se ha transmitido de generación en generación. «El primero que empezó a hacer estas palmeras fue mi padre. Tú hablas de una palmera de chocolate y te imaginas una como las que hemos comido siempre, pero en estas das el mordisco y explota el chocolate en la boca», indican la segunda generación encargada de estos dulces.