Bombonería Santa cerrará sus puertas definitivamente después de casi 100 añosBombonería Santa

Bombonería Santa, icono de la calle Serrano, cierra sus puertas definitivamente

Después de casi 100 años, el negocio se disuelve y se venderán sus muebles históricos

La mítica bombonería Santa de la calle Serrano 56 cierra sus puertas definitivamente después de 92 años. Tras la muerte de Marie Martine, titular del local, el negocio familiar se disuelve y se pondrán a la venta sus últimos bombones, sus muebles y decoración históricos, y su llamativa escalera de caracol.

Tras la muerte de su madre, la siguiente generación ha visto que es inviable mantener el local en este lugar y, por tanto, cerrarán. El productor de cine Enrique López Lavinge (Lo imposible) es nieto del fundador de la bombonería, y publicó en X un último adiós a la tienda de Serrano, la última que seguía en funcionamiento.

Los bombones de SantaEFE

El negocio lo fundó su abuelo, José López, en 1932 como tienda para su fábrica de bombones que quedaba en la plaza de Roma, en el municipio madrileño de Leganés. Antes del de Serrano, abrió un primer local en la calle de Espoz y Mina 11 y, uno en la calle de Preciados, 13.

La bombonería ha mantenido su estilo clásico, desde las recetas de los bombones, que se recubren a mano, hasta los finos envoltorios rojos que los hacían reconocibles.

Bombonería Santa vende sus emblemáticos muebles y decoracionesEFE

El primer artículo que Lavinge anunció que se pondría a la venta es la escalera de caracol que protagoniza el centro del local. La escalera data de 1957, y al igual que el resto de artículos, la familia quiere que «sea para los clientes» para que perdure el espíritu de la tienda.

La decoración del local se mantiene fiel a sus orígenes a mediados del siglo pasado, con ornamentos barrocos, papel pintado y escaparates que se han mantenido durante décadas.

Bombonería Santa cerrará sus puertas definitivamente después de casi 100 añosEFE

La tienda venderá sus últimos bombones para los amantes del chocolate que quieran probar por última vez estos emblemáticos dulces. A pesar de la disolución, la familia no descarta que la tradición se recupere en algún momento, en otra ubicación.