Un guardia civil vigila la costa de CeutaPablo Ojer

Guardias civiles de fronteras esperan más cadáveres de la última oleada de inmigrantes a Ceuta

Solo en el mes de agosto, cinco muertos han llegado hasta la costa de Ceuta

Este miércoles aparecía en aguas de Ceuta el cuerpo de un inmigrante que había intentado cruzar el espigón del Tarajal a nado. Por su estado, se adivinaba que hacía tiempo que había fallecido. «Los que se hayan ahogado en la última oleada migratoria todavía están por aparecer», afirman algunos miembros de la Guardia Civil que se encargan de vigilar las costas.

Han sido cientos, miles incluso, los que lo han intentado en la última semana hasta que Marruecos decidió cerrar el grifo de la inmigración y poner medios de verdad para evitarlo. Y aunque este mes de agosto no se han registrado temporales en el Estrecho de Gibraltar, se sabe seguro que algunos de los inmigrantes que lo han intentado no han conseguido su objetivo.

Por eso, los que mejor conocen los 21 kilómetros de costa que tiene Ceuta, los que más saben de las técnicas empleadas por las mafias para lanzar a los inmigrantes al mar, conocen la forma de evitar las avalanchas masivas y, sobre todo, que los inmigrantes perezcan en el intento.

Espigón de Tarajal, límite sur de CeutaPablo Ojer

«Si te fijas, los espigones apenas se introducen unos metros mar adentro», explica a El Debate un agente que lleva años en Ceuta. «Es muy apetitoso, tentador, si te dicen que bordeando esos pocos metros ya estás en España. Bastaría con que los espigones se alargasen más, doscientos metros más, para que fuera desmotivador. Muchos de los inmigrantes que intentar atravesarlo, no saben nadar y, viendo un espigón de verdad, no lo intentarían».

Y es cierto que los espigones son pequeños, mucho más si se comparan con los cabos geográficos naturales que les rodean. El espigón de Benzú, el límite norte de Ceuta, es cruzado sobre todo durante el invierno, en las épocas de temporal cuando las patrulleras no pueden salir al mar por las inclemencias meteorológicas. El de Tarajal, la frontera sur, es cruzado más en verano, cuando las nieblas típicas de agosto impiden una visión correcta del mar. En ambos casos sus dimensiones animan a bordearlos.

Espigón de Benzú, al norte de CeutaPablo Ojer

Kilómetros mar adentro

Además, según señalan los que vigilan las fronteras, los 'nadadores', como llaman a los inmigrantes que intentan entrar a través de los espigones, salen cada vez de más lejos, «no cruzan el espigón de un lado a otro, sino que tienen que hacerlo de mucho más atrás», señalan, «y, además, cada vez se alejan más de la costa para evitar ser detectados por los agentes, tanto españoles como marroquíes que están apostados en los límites terrestres, hasta dos y tres millas en algunos casos (entre 3 y 5 kilómetros)».

Con lo cual, muchos, aún sabiendo nadar, llegan al agotamiento y terminan ahogados. «De ahí que los cuerpos tarden en salir a la superficie y por eso esperamos que en los próximos días aparezcan ahogados de la última oleada», afirman los agentes consultados.