Comunidad de Madrid
El cementerio de La Florida lleva dos semanas mancillado por restos de basura
De momento, no se ha producido ninguna reacción por parte de la Junta Municipal de Distrito de Moncloa-Aravaca, en cuyo territorio se encuentra el símbolo del Dos de Mayo
En el cementerio de La Florida, situado al sur del Parque del Oeste, no muy lejos de la Ermita de San Antonio de la Florida, están enterrados en un sepulcro común 43 víctimas masacradas por las tropas napoleónicas en la madrugada del 3 de mayo de 1808, pocas horas de haberse sublevado contra los invasores. Por eso, cada Dos de Mayo es el lugar en el que se inician las celebraciones oficiales del Día de la Comunidad de Madrid: allí acude a primera hora de la mañana el o la presidenta de la región a honrar la memoria de todos ellos en compañía de otras autoridades civiles –entre ellas el alcalde de Madrid: ahí estaba José Luis Martínez Almeida hace ya cinco meses- y militares.
Pues bien, desde hace unas dos semanas, una parte de este lugar cargado de simbolismo para los madrileños –también para muchísimos españoles– está siendo mancillado. Como ha podido constatar El Debate en el transcurso de una reciente visita, los alrededores de uno de los muros del recinto están rodeados de todo tipo de desechos: restos de vasos de yogur, botellas de plástico, una gorra de tela, trapos, una colilla -con el consiguiente riesgo de incendio o un tercio de barra de pan. La lista no es, obviamente, exhaustiva.
Como explica a este diario un habitual del lugar, la porquería lleva allí instalada desde hace un par de semanas, sin que se haya producido la más mínima reacción por parte del Ayuntamiento de Madrid, ni por parte de la Junta Municipal de Distrito de Moncloa-Aravaca, en cuyo territorio se encuentra el cementerio de la Florida. El Debate ha intentado, sin éxito hasta ahora, ponerse en contacto con la Sociedad Filantrópica de Milicianos Nacionales, que gestiona el monumento desde 1917.
Lo que sí se puede comprobar es que los desechos han sido –voluntaria o involuntariamente– lanzados desde el otro lado del muro, donde ya lleva un tiempo plantada una pequeña tienda de campaña en mal estado, cobijada por el monumento a Francisco de Goya obra del escultor Joaquín Vaquero Turcios. También en ese lateral, que no forma parte del recinto, abundan residuos y demás desperdicios similares a los que hay dentro. En las afueras del cementerio impera una calma aparente, únicamente interrumpida por la presencia de una pareja de marginales que pasan horas sentados en el borde de la acera, al lado de un utilitario. Durante el tiempo en el que El Debate estuvo en el lugar, no constó presencia policial alguna.