Los diputados de Bildu Mertxe Aizpurua y Oskar Matute, en un Pleno en el CongresoEFE

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Bildu renunció a tener un consejero en RTVE para cobrárselo a Sánchez por otra parte

El partido de Otegi quitó al PSOE un problema de encima al autoexcluirse del reparto del órgano de decisión de la radiotelevisión pública. Sin embargo, toda cara de la moneda tiene su cruz

Bildu rechazó el puesto que el PSOE le tenía reservado en el Consejo de Administración de RTVE, en aras de esa «pluralidad» que invocó el Gobierno cuando aprobó el real decreto ley con el que Pedro Sánchez y sus socios se han garantizado el control del ente público durante los próximos seis años.

El partido de Arnaldo Otegi cambió el paso a los socialistas al trasladarles que renunciaban a ese consejero, porque no tienen ningún interés en «ocupar puestos en órganos estatales», según la formación. Sus aspiraciones son otras y, llegado al momento, ya se lo cobrará al presidente por otra parte.

Los socialistas habían previsto repartirse con sus socios los 11 consejeros que ellos mismos han decidido que designe el Congreso por mayoría absoluta. La única línea roja del PSOE era quedarse con cinco de esos 11 consejeros para tener uno más que el PP, puesto que los populares elegirán los cuatro que le corresponden al Senado. A pesar de que la formación de Alberto Núñez Feijóo es la mayoritaria en ambas Cámaras.

De manera que quedaban seis consejeros para repartir entre Sumar, Junts, ERC, el PNV, Bildu y Podemos. Bildu le hizo un favor a Sánchez saliéndose voluntariamente de la ecuación, dado que Sumar reivindicaba su peso en el Ejecutivo de coalición y quería dos consejeros. Y el partido de Ione Belarra, que no tiene grupo parlamentario propio pero sí cuatro escaños vitales para el presidente, quería entrar en el órgano de decisión de RTVE sí o sí.

Así, los socialistas consiguieron cuadrar la cuenta: cinco para ellos, entre los que se encuentran la directora de Comunicación del ministro Félix Bolaños y la exdirectora de Comunicación de José Luis Rodríguez Zapatero en la Moncloa, Angélica Rubio; dos para Sumar; uno para ERC, que será el jefe de prensa de Oriol Junqueras cuando era vicepresidente de la Generalitat; uno para Junts; otro para el PNV; y el último para Podemos.

La cara de la moneda es que al PSOE le fue más fácil repartirse RTVE sin la portavoz de Bildu en el Congreso, Mertxe Aizpurua, pidiendo su parte. La cruz es que los socialistas son conscientes de que Otegi se lo cobrará por otra parte. Para eso disponen de seis diputados con los que negociar. Para eso son un socio parlamentario no solamente necesario, sino el que se ha demostrado más estable para el presidente.

La última concesión que Sánchez hizo a Bildu fue dejar que la reforma de la Ley de seguridad ciudadana lleve su sello; igual que hizo hace dos años con la Ley de memoria democrática. Es decir, policías y guardias civiles actuando al dictado de quienes siguen negándose a calificar a ETA como una banda terrorista que, además, tiene en su haber el asesinato de 210 guardias civiles, 150 policías nacionales, 47 militares y 41 policías locales y autonómicos.

Precisamente, el pasado martes se debatió y aprobó en el Pleno Congreso la toma en consideración de esa reforma, que el PSOE ha decidido articular como proposición de ley para ahorrarse los trámites y el tiempo de más que habría supuesto hacerlo como proyecto de ley del Consejo de Ministros.

Durante el debate, el diputado de Bildu Jon Iñarritu se felicitó por poder acabar con una ley «que no ha sido más que un instrumento de represión ciudadana y de recorte de libertades y derechos», según él. No obstante, la reforma no tiene su aprobación garantizada si, durante su tramitación, el Gobierno no logra convencer a Podemos, que es el único que falta por sumarse. Aunque el Gobierno es optimista.