Justicia
El asesino del ritual en Puente de Vallecas, condenado a seis años de prisión
Tras confirmar que tiene una alteración psíquica por drogas
La Audiencia Provincial de Madrid ha decretado seis años de cárcel a un acusado de matar a su pareja en un piso de Puente de Vallecas en abril de 2023. El tribunal ha determinado un eximente incompleto por alteración psíquica porque el agresor sufrió un trastorno psicótico en el momento de sus actos por el consumo de drogas.
En la sentencia, los magistrados condenan a Gustavo Daniel O. por un delito de asesinato con la referenciada eximente incompleta de anomalía o alteración psíquica. Asimismo, se le impone diez años de libertad vigilada una vez que salga de prisión.
El crimen lo cometió tras ingerir sustancias tóxicas en un piso de Puente de Vallecas y en el transcurso de un supuesto ritual, suceso que negó en el juicio. Ese mismo día, el procesado grabó y publicó en redes sociales un vídeo mostrando un cuadro de Jesucristo que decía «lo siento mucho».
El letrado Alberto Ruiz de Alegría García está de acuerdo con la pena de seis años de cárcel, frente a las peticiones de las acusaciones. Aunque considera que un órgano colegiado frente al Jurado Popular habría establecido la «anulación completa de las facultades volitivas».
Pero, a pesar de que el procesado expresó que estaban anuladas ante el juzgado, se ha probado exclusivamente que estaban «muy notablemente menoscabadas».
Por su parte, la defensa interpreta que «hay un contexto en el que se puede pedir nulidad de procedimiento con la repetición de juicio», en consecuencia, recurrirá el fallo porque considera que se podría haber aplicado una eximente completa frente a los informes forenses.
En la resolución, los magistrados explican que, ante la petición del fiscal de que se le interne en un psiquiátrico, que «no hay motivo» para confirmar dicha necesidad. La Sala apunta que «el episodio ha sido puntual, inducido por tóxicos, y no requiere de una medicación continuada ni de medidas que precisen el internamiento en centro cerrado, a salvo el control médico en prisión».
En las periciales, los forenses mostraron documentación sustentando que el agresor sufrió un trastorno psicótico, probablemente por el consumo de estupefacientes, mientras que los agentes de la Policía Nacional, quienes fueron al lugar de los hechos, ratificaron que estaba completamente fuera de lugar con un crucifijo sobre sus manos que creó con palos y una imagen de Jesús.
Pérdida de consentimiento
En su defensa, Gustavo relató que en el momento de los hechos no tenía conciencia y no se acordaba nada de lo sucedido, recalcando que nunca le había agredido antes, mucho menos deseado su muerte.
El asesino contó que mantuvo una relación amorosa con el fallecido entre 2019 y 2021. En abril de 2023, ya no eran pareja, aunque vivían bajo el mismo techo. En aquel entonces, consumía metanfetamina fumada y un poco de ketamina.
El procesado, que se intentó suicidar hace dos meses, negó su gusto por el esoterismo y la magia, algo que, según confesó, sí le atraía a la víctima y a su familia. En la escena del crimen, la Policía encontró sal tirada por el suelo y un libro de rituales.
Esa noche ingirió metanfetamina y se ubicaba en su domicilio, mientras que su expareja había salido y regresó alrededor de las seis de la mañana al piso. «Yo estaba en la cocina y encontré un libro de rituales detrás de un cuadro y me enfado. Discutí con él como tantas veces y me pidió que no me fuera de casa», explicó el asesino.
De pronto, tras tomar un café, comenzó a sentir malestar y no controlaba sus manos. «Perdí la conciencia y ya no recuerdo nada», confesó sin recordar haberle agredido. «Nunca deseé su muerte», agregó.
La conciencia le vuelve días posteriores, cuando estuvo internado en una unidad psiquiátrica de un hospital madrileño, habiendo procesado los hechos ya cuando estaba en la cárcel de Soto del Real.
Casi 100 lesiones
Los peritos judiciales recalcaron que en total le provocó hasta 71 lesiones, 14 contusas, 3 incisas, 30 punzantes, 22 inciso punzantes y 2 lesiones de otro tipo, «lo que le supuso un sufrimiento innecesario». Solo decretaron tres lesiones de defensa, lo que ratifica aún más la decisión jurídica de un delito de asesinato y no homicidio.
El fiscal sostiene que el crimen se llevó a cabo durante un trastorno psicótico por la ingesta de drogas. El procesado, con notorios síntomas de estar bajo las consecuencias de las drogas, fue retenido en el mismo piso por un delito de homicidio, por lo que fue trasladado a la comisaría de Tetuán.
En su escrito, el fiscal exigía 14 años de prisión por un delito de asesinato con el agravante de parentesco y una eximente incompleta por alteración psíquica. La defensa pidió una eximente completa que lo excluya de responsabilidad procesal.