Juan Lobato, Álvaro García Ortiz y Óscar LópezÁngel Ruiz

Asamblea de Madrid

Las dudas de la versión de Lobato sobre la información secreta del novio de Ayuso que aireó en la Asamblea

El líder del PSOE de Madrid, Juan Lobato, está en el ojo del huracán tras la información desvelada este lunes por el diario ABC sobre que Moncloa fue quien le filtró documentación confidencial del abogado de la pareja de Isabel Díaz Ayuso. Una noticia que desató este lunes un tsunami político, mediático y judicial que se ha saldado, de momento, con su citación como testigo el próximo viernes en la causa por revelación de secretos de Alberto González Amador en la que está imputado el Fiscal General del Estado, Álvaro García Ortiz.

Aunque el socialista se afanó toda la jornada de este lunes en dar mil y una explicaciones de lo sucedido a través de varias entrevistas y de una extensa rueda de prensa en la que se permitió incluso a varios periodistas repreguntar al portavoz, lo cierto es que sus aclaraciones no convencen y dejan algunos flecos sueltos. El más llamativo de todos: ¿por qué se niega a enseñar su conversación con Pilar Sánchez-Acera, que aclararía toda la situación?

Pilar Sánchez-AceraEuropa Press

Y es que toda la polémica arranca ahí. El 14 de marzo, tan solo un par de días después de que saliera publicado por primera vez que la Fiscalía de Madrid, liderada por un ex alto cargo del socialista José Luis Rodríguez Zapatero, había denunciado a la pareja de Ayuso por la supuesta comisión de dos delitos de fraude fiscal y otro de falsedad en documento mercantil, Pilar Sánchez-Acera, jefa de Gabinete de Óscar López, por aquel entonces, director de Gabinete de Pedro Sánchez, mandó a Lobato por WhatsApp el email confidencial en el que el abogado de González Amador reconocía a la Fiscalía la comisión de dos delitos.

Cabe recordar en este punto y antes de continuar con el relato de hechos y de justificaciones de Lobato que Sánchez-Acera es, además de jefa de Gabinete de Óscar López, a día de hoy ministro de Transformación Digital —y uno de los nombres que más ha sonado en las últimas semanas para disputarle a Lobato la secretaria general del PSOE-M, con la connivencia de Ferraz—, secretaria de Política Institucional del PSOE de Madrid. Esto es, en la práctica y tal y como ha reconocido el propio Lobato, quien ayuda al portavoz a preparar sus intervenciones en las sesiones de control a Isabel Díaz Ayuso cada jueves en la Asamblea de Madrid, algo por lo que no recibe retribución alguna.

Una doble función, la de mano derecha de la mano derecha de Sánchez —en el momento que se produjeron los hechos— y, al mismo tiempo, una de las principales asesoras de Lobato que escandalizaba a muchos este lunes aunque, interrogado sobre el asunto, Lobato sentenciaba que le parecía perfectamente «ético» que una persona que trabaja y cobra del Palacio de la Moncloa trabaje también para él para preparar los Plenos de la Asamblea.

«Claro que es ético que trabaje conmigo. Nosotros en la dirección política del partido no hay nadie que tenga retribución. Cada uno tiene su trabajo, unos en el ámbito institucional, de representación... y al margen de esas tareas de su ámbito de trabajo, lo que hacen es dar consejos, ideas y propuestas como dirección política del partido. Esto es la forma normal de participación política que tenemos en el partido», explicó.

Sea como fuere, y volviendo al relato de los hechos, el caso es que Sánchez-Acera mandó a Lobato ese email. Algo que está fuera de toda duda, porque lo ha reconocido el propio Lobato tras la revelación de ABC. Sin embargo, la versión del periódico y la del secretario general difieren en el contenido de esos WhatsApp.

Así, mientras que la publicación periodística sostiene que Lobato se negó a hacer uso de ese email en el Pleno de la Asamblea hasta que Sánchez-Acera no le dijo que lo filtraría primero a la prensa, para simular que se había enterado por esa vía, el portavoz no habría accedido a hacer uso de esa documentación.

Según ABC, la comunicación entre Lobato y su asesora se produjo a las ocho de la mañana del 14 de marzo, mientras que la primera aparición en prensa de ese correo electrónico se produjo después, pasadas las nueve de la mañana. De esta forma, y siempre de acuerdo con la versión del citado medio, la publicación en prensa de ese documento se hizo después de que la jefa de Gabinete de Óscar López se lo mandara a Lobato.

No obstante, Lobato sostiene que cuando recibió ese mensaje vía WhatsApp de Sánchez-Acera, ese papel ya obraba en poder de los medios de comunicación y había sido publicado. El secretario general del PSOE-M mantiene que cuando recibe el documento le pregunta a su asesora de dónde lo ha sacado y entonces ella le aclara que de los medios de comunicación, motivo por el que decide imprimirlo y airearlo en el Pleno de la Asamblea de ese mismo día.

Lobato en la Asamblea de Madrid del 14 de marzo

Meses después de estos hechos, en el mes de octubre, Lobato decide, una vez el Tribunal Supremo decide investigar al Fiscal General del Estado, Álvaro García Ortiz, por una supuesta revelación de secretos sobre la pareja de Díaz Ayuso, llevar esa conversación con Pilar Sánchez-Acera ante notario. Algo que hace sin consultar ni a su interlocutora en esa conversación —y una de sus principales colaboradoras— ni a nadie del PSOE. Es decir, a escondidas.

Interrogado este lunes sobre por qué actúo con ese secretismo, Lobato ha esgrimido que se trataba de algo personal para, llegado el caso, poder demostrar de forma fehaciente cómo tuvo él conocimiento de ese documento. El portavoz trató este lunes, aunque sin mucho éxito, de ampliar el radio de acción de su vista a la notaria como una forma de demostrar que todo el PSOE se había enterado por la prensa de ese email. Es decir, que su decisión de ir al notario también era una forma de proteger a Sánchez-Acera.

Pilar Sánchez-Acera y Juan LobatoEuropa Press

Sin embargo, ese extremo es un poco difícil de digerir teniendo en cuenta que Lobato no informó a Sánchez-Acera, ni siquiera consultó, la entrega de unos mensajes que le afectaban directamente, a pesar de tratarse de una de sus principales colaboradoras, con la que mantiene, al menos, un contacto semanal para preparar cada Pleno, como él mismo ha señalado. ¿Por qué no habría de contarle algo que hizo también, supuestamente, para protegerla a ella y que, en cualquier caso, le afectaba directamente?

A más a más, después de que este lunes estallara todo el escándalo, Lobato se niega a enseñar esa conversación depositada ante notario. La pregunta parece evidente: ¿por qué no enseña algo que, según su versión, zanjaría las acusaciones de que fue la Moncloa quien filtró ese documento confidencial?

Con todo, Lobato no va a tener más remedio que mostrar esos mensajes al magistrado de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, Ángel Hurtado, quien le ha citado como testigo este viernes en el marco de la causa abierta contra García Ortiz. En una providencia dictada este lunes, el juez indica que Lobato deberá aportar copia del «acta de manifestaciones notariales que, al parecer, realizó».

Así las cosas, Lobato avanzaba este lunes que iba a emprender acciones para que se realice una investigación sobre la notaria, aunque desde el diario ABC aseveran que la filtración no ha llegado por esa vía.