PSOE-M
Transfuguismo, cambios de cerraduras y debacles electorales: la convulsa historia del PSOE de Madrid
Desde que allá por 1995 Joaquín Leguina dejara la presidencia de la Comunidad de Madrid, el PSOE no ha logrado nunca desbancar la hegemonía del Partido Popular en un gobierno tan codiciado como es el de la región capitalina. Aunque han estado cerca en, al menos, un par de ocasiones, finalmente la balanza siempre se ha terminado inclinando hacia los populares, sumiendo al PSOE madrileño en una profunda frustración. Un sentimiento que han tratado de combatir con todo tipo de estrategias y líderes al frente que, uno tras otro, han ido perdiendo y abandonando el cargo, de mejor o peor modo. El último, Juan Lobato.
La polémica dimisión del último secretario general del PSOE-M, plagada de críticas a la actual dirección nacional del partido y su forma de hacer política basada en la «destrucción» del adversario, ha hecho a muchos recordar todas las cuitas internas que a lo largo de este siglo XXI se han producido en el seno del Partido Socialista de Madrid, antes conocido por las siglas de PSM y, desde 2015, por las de PSOE-M. Un cambio de nomenclatura que no ha supuesto en estos casi diez años un cambio de rumbo en la formación.
Uno de los momentos más críticos que han vivido los socialistas madrileños en este tiempo ocurrió en 2003 cuando, a pesar de llegar a un acuerdo con Izquierda Unida que sumaba la mayoría necesaria, Rafael Simancas no logró hacerse con la presidencia autonómica por un caso de transfuguismo conocido popularmente como el 'tamayazo'.
Los diputados socialistas Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez se ausentaron, inexplicablemente, de la Asamblea de Madrid durante la sesión constitutiva de la Cámara, lo que dejó la presidencia de la misma en manos del PP. Después, en la sesión de investidura, ambos se abstuvieron, lo que obligó a realizar una repetición electoral en la que salió victoriosa Esperanza Aguirre.
Después de ese aciago episodio para los socialistas madrileños, convertido en historia de España, otro de los capítulos más recordados es la caída de Tomás Gómez a manos de Pedro Sánchez en 2015. En medio de acusaciones por unos supuestos sobrecostes del tranvía de Parla, Sánchez defenestró al entonces secretario general del PSOE-M y cambió, sin avisarle y con toda su colección de motos en miniatura dentro, la cerradura de su despacho.
En ese momento, tal y como ha ocurrido ahora tras la salida de Lobato e igual que pasó también cuando Rafael Simancas abandonó el partido tras unos malos resultados electorales en 2007 y cuando hizo lo propio, por la misma razón, José Manuel Franco en 2021, el PSOE-M puso una gestora al frente. Es decir, desde el año 2007 ya son cuatro los periodos en los que el partido ha estado en manos de una gestora, en los dos últimos casos, presidida por Isaura Leal, una fiel escudera de Sánchez.
No siempre el secretario general del PSOE-M ha sido el candidato a las elecciones autonómicas. Es el caso de Ángel Gabilondo, que fue capaz de ganar las elecciones regionales de 2019, aunque la suma de fuerzas de PP, Ciudadanos y Vox le impidieron llegar a la Puerta del Sol. Tras ese histórico resultado, pero que, a efectos prácticos, de poco sirvió, Gabilondo sufrió una debacle en los comicios de 2021, en los que, arrasado por el huracán de Isabel Díaz Ayuso, obtuvo los peores resultados en la historia del PSOE madrileño.
Aunque Juan Lobato logró mejorar esos resultados en las últimas elecciones de 2023, eso no le ha valido para perpetuarse en el cargo y este miércoles presentaba su dimisión convirtiéndose así en el quinto secretario general del PSOE-M desde el año 2000, sin olvidar las cuatro gestoras ya mencionadas.