Comunidad de Madrid
La muralla de Madrid: una cerca que frenaba su crecimiento
Permaneció desde la Edad Media hasta el siglo XIX
Muchos de los lugares que actualmente son muy conocidos en la capital como la Cuesta de la Vega, rondas de Segovia, Toledo, Valencia y Atocha, plaza del Emperador Carlos V, avenidas de la Ciudad de Barcelona y Menéndez Pelayo, Alcalá, y demás, antes eran sólo campos con un trasfondo vinculado a las fronteras de Madrid.
A lo largo de todas esas calles mencionadas, se situaba la gran cerca de Madrid. Con el paso del tiempo se terminó disolviendo por la necesidad de crecer que tenía la urbe, para abrir nuevas calles y avenidas. Levantar ensanches y nuevas construcciones.
La también llamada «tapia» de Madrid, permaneció desde la Edad Media hasta el siglo XIX y nunca tuvo fines defensivos o militares de ningún tipo, sino de simple control urbanístico o tributario, garantizando la seguridad del cobro de impuestos y las personas que ingresaban y salían de la capital.
Cabe resaltar que, en aquellos tiempos, las salidas de Madrid estaban vigiladas por cinco puertas reales o de registro, en donde se pagaban los impuestos: Segovia, Toledo, Atocha, Alcalá y Bilbao (o de los Pozos de la Nieve), y catorce portillos de menor importancia o de segundo orden, abiertos en distintas fechas del año: Vega, Vistillas, Gilimón, Campillo del Mundo Nuevo, Embajadores, Valencia, Campanilla, Recoletos...
Su desaparición fue un proceso paulatino. Inclusive, en 1782 hubo declaraciones de viajeros que señalaron que algunos tramos de la cerca, con las justas eran un muro de ladrillo y adobe.
Concretamente, la Real Cerca de Felipe IV bordeó la ciudad de Madrid entre 1625 y 1868. El propio rey Felipe IV ordenó su construcción para sustituir a las anteriores cercas de Felipe II y del Arrabal, que habían sido superadas ya por el crecimiento de la población y de la Villa.
Para poder llevar a cabo la cerca, se emplearon distintos materiales para la construcción como el ladrillo, la argamasa y la tierra. Siguiendo con los recuerdos, las puertas estaban abiertas hasta las 22:00 horas en invierno y 23:00 horas en verano. Si se excedía del horario establecido, un retén permitía el acceso.
Actualmente, en Madrid, quedan escasos restos referentes de la cerca. Uno de ellos conforma el muro de contención del parque de la Cornisa y el otro está adherido al parque de bomberos de la ronda de Segovia, semiesquina a la glorieta de la Puerta de Toledo.
En 2009, durante las obras de la calle Serrano, se halló una nueva pieza. Sin duda, una cerca que marcó una época.