
Ex viceconsejero de Asistencia Sanitaria y Salud Pública de Madrid, Antonio Zapatero
Ex viceconsejero de Asistencia Sanitaria y Salud Pública de Madrid
Antonio Zapatero: «Si el Gobierno de Sánchez hubiera tomado medidas una semana antes, los muertos habrían sido muchos menos»
Antonio Zapatero, ex viceconsejero de Asistencia Sanitaria y Salud Pública de la Comunidad de Madrid, recibe a El Debate en su despacho del Hospital de Fuenlabrada, donde ejerce como jefe de servicio de Medicina Interna, para echar la vista atrás cuando se cumplen cinco años del drama de la pandemia del covid-19, que gestionó desde la primera línea.
— ¿Cómo recuerda el inicio de la pandemia? Madrid fue la primera comunidad que decidió tomar decisiones drásticas como el cierre de los colegios.
— Yo estaba aquí en el Hospital de Fuenlabrada. Creo que los primeros ingresados fueron un padre y un hijo que ingresaron el 2 de marzo. A partir de ahí, se fue produciendo un incremento progresivo de ingresos de pacientes con covid que ya fue muy explosivo en torno al 12 de marzo. El número de pacientes fue creciendo de manera muy llamativa. Yo me acuerdo del día que me llamó el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, para plantear la apertura de Ifema. Era 19 de marzo y el hospital ya tenía 400 pacientes con covid y en urgencias había 250 para ingresar.
El coronavirus en España debió empezar a circular antes, seguramente en diciembre, enero de 2020... Nos llamó la atención que el Gobierno de la Nación no había tomado ninguna medida preventiva. Aquí nos encontramos con que faltaba material de protección, faltaban aspectos que era fundamentales para lo que luego vendría, como respiradores y camas de UCI.
Es cierto que el Gobierno de Madrid se adelantó porque planteó el cierre de colegios, limitó las visitas en residencias. Se adelantó al Gobierno central que no hizo o no quiso hacer. Quizá porque pocos días después se celebraba la manifestación del 8 de marzo, algo que, según pudimos comprobar después, dio lugar a muchos contagios.
— Igual que Madrid fue la primera en tomar decisiones drásticas, también fue pionera a la hora de reabrir espacios para conjugar la vuelta a una relativa normalidad y la reactivación económica con la lucha contra el virus, ¿había criterios científicos para reabrir?
— En Madrid fuimos estudiando lo que iba saliendo, toda la evidencia científica. Constituimos un comité de expertos en el que había 18 médicos que nos reuníamos cada semana, y si hacía falta, más, para ir tomando las decisiones en base a la evidencia científica que teníamos en cada momento.
Por ejemplo, los tests de antígenos fueron iniciativa de la Comunidad de Madrid y cambiaron la pandemia. También las aguas residuales. Hablamos con el Canal de Isabel II para detectar el virus a través de las aguas residuales y de ahí extraíamos mucha información. Otro aspecto importante fue fijarse no sólo en la positividad de las pruebas PCR, sino en la carga viral. Todo eso fue lo que nos llevó a plantear el cierre por zonas básicas de salud. Es decir, teníamos en cuenta otros parámetros, además de las curvas, que nos permitían, gracias a la base científica, no equivocarnos.
— ¿Madrid sufrió a la hora de enfrentarse a la pandemia por el choque constante con el Gobierno de Pedro Sánchez?
— Hubo enfrentamientos por aspectos que no tenían sentido desde un punto de vista científico. Hay múltiples ejemplos como los test de antígenos que, al principio, el Gobierno nos puso pegas, y luego los utilizó todo el mundo. Todo eso venía a complicar la situación porque tu estabas ahí gestionando una pandemia desde el punto de vista de aplicar los mejores criterios técnicos posibles y te encontrabas con criterios políticos.
— ¿Qué opina de la gestión que hizo, en general, el Gobierno central?
— Nunca hubo un comité de expertos. No hubo una planificación, una previsión material para lo que se venía. A mí me parece muy importante señalar un estudio que hizo un profesor de la Universidad de Oviedo que viene a decir que si se hubiera tomado la decisión de cerrar una semana antes, el aire infectado hubiera sido la mitad y el número de ingresos y de muertos hubiera sido mucho menor. La decisión de hacer algo se tomó tarde y, después, se mantuvo durante excesivo tiempo el Estado de Alarma y los cierres. Cuando uno revisa las medidas que se tomaban en aquella época por parte del Gobierno central, muchas de ellas realmente hoy sabemos que no valían para nada.
Y ahí estuvo la presidenta de la Comunidad de Madrid, tirando del carro, diciendo que teníamos que intentar aplicar las medidas que fueran lo más eficaces posibles para el control de la pandemia y, a la vez, permitir que la gente realizase algún tipo de actividad económica y social para evitar la catástrofe absoluta. Y esa fue un poco la línea que se siguió en Madrid, que fue criticada por el Gobierno central. Lo más cómodo siempre fue cerrarlo todo, no hay contagios, pero a la vez estás creando un grave problema social y económico.
— ¿Cómo fue su experiencia en el hospital de Ifema?
— Fue una experiencia personal espectacular. El consejero me pidió ir para allá como director médico, el 19 de marzo de 2020. Nunca se me olvidará. Hay que destacar que cuando trabajamos todos juntos por una idea que merece la pena, los españoles somos capaces de cosas muy buenas. Por Ifema pasaron casi 4.000 personas. La capacidad máxima que tuvo fue de 1.300 ciudadanos y, al principio, recibíamos en torno a 250 pacientes diarios, aquello era espectacular.
— ¿Se pudieron haber evitado las muertes en residencias de mayores?
— Cuando empezamos a ver los primeros trabajos que llegaban desde China sobre la enfermedad decían que esta era una infección que afectaba especialmente a los mayores, tenía un riesgo de mortalidad muy algo y afectaba, sobre todo, a mayores de 80 años. Hay que recordar que en Italia se creó un sistema de gestión de pacientes que se podían beneficiar o no de ingresar en la UCI, y ese es un aspecto que se aplicó también en España. La propia OMS reconoce que en situaciones de emergencia sanitaria, tú tienes que hacer una clasificación de los pacientes. Hay que contextualizar lo que estaba ocurriendo en Madrid, donde se pasó de 12.000 a 24.000 camas, se duplicaron las camas de UCI... Y a pesar de eso, moría gente todos los días. Recuerdo como especialmente trágico el 30 de marzo que sólo en hospitales de Madrid murieron 660 personas.
Nosotros medicalizamos 230 residencias, a pesar de eso la mortalidad en residencias fue alta porque era un grupo de riesgo que tenía más probabilidades de fallecer. Lo que sí convendría explicar cuando se manejan cifras de entorno a 7.000 fallecidos es que, según las estadísticas del INE, el número de fallecidos en residencias en el periodo de la primera semana de enero a la del 12 de julio de 2020 fue de 4.143. No se abandonó a nadie. Lo que es verdad que la enfermedad se concentraba en esos tramos de edad, uno de cada cuatro pacientes tenía más de ochenta años.
— ¿Por qué se da por buena esa cifra de 7.291 muertos en residencias de mayores en Madrid durante la primera ola?
— No sé de dónde sale, creo que es una labor de un periodista, pero no sé qué fuente de información utilizó porque se tiene que usar la fuente de información oficial. Lo que ocurrió en Madrid, en España y en el mundo fue una tragedia. No lo vamos a negar. Detrás de cada fallecido hay una familia, hay una vida, pero no se puede jugar con el dolor, ni hacer política con el dolor. No hagamos política con los muertos. Y si vamos a dar información, demos la información que se ajuste a los datos oficiales.