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Cientos de ciudadanos, personalidades institucionales y políticas, así como familiares y allegados han dado su último adiós esta tarde en la Basílica de la Purísima Concepción de Elorrio (Bizkaia) al que fuera lehendakari entre 1985 y 1999, José Antonio Ardanza, fallecido este pasado lunes a los 82 años de edad en su casa de Gautegiz Arteaga.

Aitor, hijo del fallecido, ha tomado la palabra en nombre de la familia para dar las gracias a los asistentes y por las muestras de cariño y respeto recibidos, así como a todas aquellas sensibilidades políticas que «desde la diferencia, ayudaron a crear el País Vasco que tenemos hoy». «Era lo que él quería», ha manifestado.

El funeral ha comenzado a las siete de la tarde, en una basílica con un aforo de unas 700 personas, que se ha llenado para acoger a todas las personas que se han acercado para expresar sus respetos. El obispo de Bilbao, Joseba Segura, que ha presidido la misa, ha destacado en su homilía que el exlehendakari «tendió puentes» entre diferentes, defendió «el respeto a la vida» en la época de ETA y luchó por un futuro «humano y cívico».