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Lu Tolstova

El constitucionalismo pierde terreno en el País Vasco ante el avance del separatismo

PP y PSOE han sumado tres escaños, insuficientes ante el empuje de Bildu, que lleva al independentismo a unas cotas de poder pocas veces vista

Crecieron todos menos en el PNV. Esa es una primera lectura (numérica y fría) de la jornada electoral en el País Vasco. Sin embargo, el crecimiento de Bildu pone la firma a una noche negra para el constitucionalismo. PP y PSOE han ganado uno y dos escaños, respectivamente, pero no hay mucho que celebrar en la orilla de aquellos que defienden la unidad de España. Y más ahora que el PSOE no ejerce como defensor de la Carta Magna.

Otro dato que confirma el retroceso del constitucionalismo en el País Vasco es la suma de PNV y Bildu. Tras las elecciones de 2020 (las de la pandemia) estos dos partidos sumaban 52 escaños sobre un total de 75. Hoy los dos partidos abiertamente separatistas han sumado dos escaños más, hasta los 54. El separatismo gana terreno. Y hasta el PNV (que se ha dejado 4 escaños con respecto a 2020) tiene hoy más votos que hace cuatro años.

El constitucionalismo no lo ha tenido históricamente fácil en el País Vasco, como es sabido. Primero fue la persecución de la banda terrorista ETA, que dejó decenas de muertos en la región y miles de exiliados, una adulteración del censo no siempre bien valorada. Fueron muchas las familias o empresarios que eligieron salir del País Vasco para salvar la vida, y esos no siempre volvieron a votar.

En segundo lugar fue la irrupción de Bildu como partido referencia del voto abertzale tras la disolución de ETA en el año 2011. Todos los partidos abertzales obtuvieron apoyos minoritarios hasta ese año, cuando parte de la sociedad vasca perdió el miedo a votar a quienes hasta dos días antes defendían y practicaban la «lucha armada».

La oportunidad de 2009

Fue en el año 2009 cuando el constitucionalismo alcanzó su pico de respaldo social. El PSOE de Patxi López obtuvo 25 escaños y el PP de Antonio Basagoiti, 13. Esos 38 diputados autonómicos (39 si sumamos el escaño de UPyD) permitieron conformar por primera vez en la historia del País Vasco una mayoría alternativa al PNV.

A partir de ese momento los partidos con implantación nacional (PP y PSOE) no han dejado de retroceder. En 2012 se confirmó esa irrupción de Bildu que cambió por completo el tablero de juego y los partidos constitucionalistas registraron un primer descenso grave. En los comicios siguientes, los de 2016, PP y PSOE empataron a 9 escaños. No habían pasado ni ocho años desde que alcanzaron los 38 necesarios para la mayoría absoluta.

Por último, el constitucionalismo obtuvo en las elecciones de la pandemia (2020) su peor resultado desde los primeros comicios vascos (allá por 1980). Entre PP, PSOE y Vox sumaron apenas 16 escaños mientras que tanto PNV como Bildu consiguieron mejorar su resultado.