Gastronomía
¿Quiénes fueron los Hititas y qué comían?
Desarrollaron una alimentación suficiente y sencilla, cuya base era el pan, del que conocieron al menos 180 tipos de recetas elaboradas a base de trigo
La península de Anatolia es un espacio abierto, rodeado de montañas, semiestepario, donde corre el viento y la vista se pierde en el horizonte brumoso. Al noreste de Ankara se encuentra la población de Bogazköy, y junto a ella, el sitio arqueológico de Hattusa, la antigua capital de los temibles guerreros hititas, abrazada por el río Kizilirmak. Fortificaciones, puertas de entrada escoltadas por impresionantes leones y esfinges aladas esculpidas en piedra, pasadizos, túneles, falsas bóvedas, escaleras y una arquitectura radial impresionan al visitante.
La de los hititas fue una superpotencia de la Edad del Bronce. Una mezcla de pueblos que desarrollaron un estilo de organización feudal que confluyó formando un imperio guerrero muy poderoso. Hasta tal punto que en la célebre batalla de Kadesh casi acabaron con la vida de Ramsés II el Grande, quien posteriormente desposó a una de las princesas hititas.
Hatussa, la capital, estaba rodeada de tierras de cultivo y bosques que proveían de pasto para el ganado y de madera para la construcción. Pero lo que mejor hicieron los hititas fue el desarrollo de unos carros de combate ligeros, efectivos y resistentes. Eran, además, expertos metalúrgicos, criadores y cuidadores de caballos, factores que se combinaron para hacer de ellos un pueblo de guerreros feroces y eficaces. Una sociedad con cautivos de guerra esclavizados, militar, inquieta y con una activa política exterior.
Su sustento no carecía de problemas, vemos con frecuencia que tenían que recurrir al cuatrerismo y al robo de cereal en zonas más feraces, al sur y al este. Porque a pesar de su fortaleza el suministro de alimentos era débil. Era la época en la que Egipto brillaba en el mundo antiguo, cuando Babilonia promulgaba el Código de Hammurabi y Asiria era poderosa; el tiempo en que se pintaban los frescos maravillosos de los templos de Santorini o en el que vivieron los patriarcas bíblicos.
Los hititas desarrollaron una alimentación suficiente y sencilla. La base de su alimentación era el pan, del que conocieron al menos 180 tipos de recetas elaboradas a base de trigo, como innumerables panecillos y rotundos panes, tortas y pastas de gruesa harina en todas las variedades que puedan imaginar. Las legumbres, algunas hortalizas y la miel completaban los platos de diario. Y los lácteos, como es natural en un pueblo pastor y ganadero, tenían un papel fundamental, tanto usados en los guisos como en forma de queso, yogur o mantequilla. Platos saciantes como gachas de cereal y legumbres componían su base alimentaria, preparados sencillamente mediante un método milenario: calentando los ingredientes previamente triturados y mezclados con leche o agua.
La carne era algo eventual, se tomaba como símbolo de banquete y en ocasiones festivas. Las de mejor calidad se preparaban asadas, pero también las picaban finamente y con ellas hacían platos de diversos tipos, entre ellos el happena, un guiso a base de cebollas, aceite de oliva y miel. Por el otro lado tenemos algunos productos de diario de la familia de las verduras, frutas y hortalizas de temporada como los pepinos, los albaricoques, los puerros, cebollas, ajos, lentejas y guisantes. Con los pepinos se hacía una masa triturada denominada beruwa, que debía ser refrescante y probablemente muy condimentada, y que preparaban también con guisantes.
Los hermosos recipientes hititas para el vino nos hablan de lo importante que era esta bebida, y lo que significaba en el banquete; como en otras sociedades de la época era de carácter masculino, aristocrático y guerrero. No solo era bueno o significaba algo, también proporcionaba cohesión a las reuniones. En cuanto a las hierbas aromáticas, condimentaban con comino, romero y tomillo, semillas de mostaza, vinagre o pasas. Incluso con hierbas autóctonas de la zona. Horneaban en recipientes cerrados que se calentaban con facilidad, y también ayudados de espetos y en grandes ollas. El clima extremo de la zona dio origen a sólidos condumios invernales y a platos más refrescantes en el estío, adaptándose la alimentación al clima y a la tierra.
Finalmente, en el siglo XII, los hititas conocieron una destrucción total que los condujo hacia una práctica desaparición. Entre las desgracias sufridas, se produjo un importante incendio en los archivos, cuya información se encontraba inscrita sobre tabletas de arcilla. Pero el fuego las coció y esta acción procuró su supervivencia, facilitando que llegaran hasta la actualidad. El de los hititas fue un mundo casi desaparecido al que el desarrollo de la historia y de la arqueología ha traído al presente.