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Un nuevo estudio evidencia los vínculos entre la alimentación y la salud mentalGTRES

Los peligrosos alimentos que te pueden provocar depresión

La dieta mediterránea es la clave para una vida más saludable, nuestro patrimonio alimentario no solo es fuente de gozo, es fuente de salud

Las comidas propias de la tradición española son suculentas y a muchos nos gustan una barbaridad. Como todo lo bueno, requieren un ingrediente extra que, desgraciadamente, a muchos les asusta: un pequeño esfuerzo. En el tiempo dedicado a hacer la compra, a preparar y a guisar los ingredientes. Con frecuencia no son recetas complicadas, solo unos cuantos pasos que desde luego justifican su sabor, su precio y el aporte saludable, que con frecuencia es magnífico.

Desconocemos las bondades de nuestro patrimonio gastronómico hasta que llegan de otro país a contarnos que sí, que nuestra alimentación mediterránea, tradicional y cotidiana, la sencilla, la de todos los días, resulta que es fabulosa. Guisos de garbanzos y lentejas, ensaladas y gazpachos, pisto, escalivada, empanadas caseras, migas manchegas o un buen bacalao al pil-pil; incluso el bizcocho de la abuela y toda esa batería de platos que cualquier familia maneja entre sus favoritos, resulta que ahora son «premium». Yo jamás lo había dudado. Armada con aceite de oliva virgen extra, con cereales y legumbres y hortalizas, con frutas y pescados, carnes y huevos, con vinos y vinagres de Montilla-Moriles para reponer el espíritu y mejorar la cocina, me defiendo contra los ultraprocesados. Que son precisamente el núcleo de la cuestión, y que representan un binomio salud - alimentación de lo más interesante.

Nuevo estudio

Ese es justamente el caballo de batalla del Dr. Andrew T. Cha, de la Facultad de Medicina de Harvard y de un grupo de colegas, que han presentado recientemente en un artículo (Jama Network) en el que se ha estudiado un universo de mujeres en el que se vincula el consumo de ultraprocesados, incluidas las bebidas (y especialmente los edulcorantes artificiales) con riesgo de depresión. Entre su grupo de estudio, quienes basan más del 20% de su dieta en este tipo de alimentos pueden desarrollar con más facilidad enfermedades mentales. En su análisis, asocian los ultraprocesados con la depresión en particular, porque ese exceso de alimentos no saludables realizado de forma cotidiana conduce a inflamación crónica, que termina vinculándose con la enfermedad. Además de los problemas de obesidad, cardiovasculares y el cáncer, tenemos esta otra cuestión añadida, lo que nos debe hacer reflexionar sobre nuestro estilo de vida.

Obesidad o cáncer se asocian a los ultraprocesados

Hay muchos estudios que avanzan esta vinculación entre la alimentación y la salud en diferentes ámbitos. Hipócrates ya lo tenía claro, pero hemos tenido que esperar a que la ciencia moderna lo demuestre, lo que nos reafirma en los principios.

Y esta de la alimentación y la salud es una cuestión justamente afín a los principios. Todas las culturas y civilizaciones que han dejado atrás sus preludios fundacionales han terminado desarrollando conflictos de diferente índole, que les han conducido a un declive. Manifestándose en cada caso en muchos aspectos, pero también en cambios de patrones alimentarios. Es decir, la alimentación muda a través del tiempo vinculándose en todo caso con la variabilidad cultural y con el comportamiento de una sociedad. En nuestro caso es evidente que una parte de esas modificaciones devienen en una pérdida de salud. Y lo sabemos fehacientemente, solo hace falta actuar de forma sencilla pero efectiva, actuar en un activo gerundio, que es el tiempo de la acción: cocinando.

Recordando y revitalizando la cocina tradicional en las comidas de cada día, capaz de vivir de nuevo una etapa brillante, superados algunos de los problemas que presentaba, aligerada, revivificada y puesta al día. Acomodada a las necesidades de hoy y con el conocimiento que tenemos sobre el correcto uso de las grasas, los equilibrios necesarios entre diferentes grupos de alimentos y las combinaciones más adecuadas.

El progreso debe servir para esto precisamente: para mejorar un tipo de alimentación compuesta por platos tradicionales que presenta en sus fundamentos ingredientes excelentes también para la salud. Facilitando que en cada casa puedan usarse los alimentos básicos de forma correcta, ayudando a que cocinar sea más hacedero. En realidad, nunca en la historia cocinar ha sido más viable: disponemos de electrodomésticos asequibles y bien adaptados a nuevas formas de vivir, se han desarrollado técnicas magníficas, sabemos mucho sobre las cocciones de verdura… Sólo hace falta ponerlo en práctica. Y para ello, crear nuevas rutinas y organizar la vida de manera que se extraiga de cada producto todas sus posibilidades, convirtiéndolos en esa fuente de salud y placer que son claves en la buena alimentación.