La revolución de los tractores y el mundo rural toma París
55.000 agricultores que asistirán a la histórica movilización con más de 32.000 vehículos de uso agrícola
Quién lo diría, veremos en París la inaudita situación de que la ciudad más elegante y cosmopolita de Europa sea tomada por el mundo rural. Una surrealista combinación de tractores y sedas, de azadas y finas pieles, de pot-au-feu y monos de trabajo.
La FNSEA (Federación Nacional de Sindicatos de Explotaciones Agrícolas) ha convocado y obtenido el apoyo de 55.000 agricultores que asistirán a la histórica movilización con más de 32.000 vehículos de uso agrícola, procedentes de 85 departamentos, de los 101 que posee en Francia, teniendo en cuenta que cinco son de ultramar. Un éxito rotundo.
La preocupación por el desarrollo de la agricultura y la ganadería, por los alimentos que son necesarios para sostener un país cada día, crece en toda Europa. Y los agricultores van en serio: no quieren medidas cosméticas, están al límite, y ya se hace verdaderamente necesario sostener a un sector cada día más dañado en toda la Unión. Preocupan las decisiones de Bruselas y la propia ley francesa; e inquietan por su propia, nuestra propia supervivencia, las disposiciones de muchos gobiernos europeos.
Políticas comunitarias
La presión soportada ha sido excesiva, y debería ser un punto de inflexión para los gobernantes. El amor manifestado por los franceses por sus platos tradicionales, llámense foie, queso, baguette o rillons no es inferior al afecto que se tiene en España a los productos ibéricos, al vino o al aceite de oliva virgen extra. Aquí, y en toda Europa, preocupan lo mismo similares cuestiones, como han demostrado muy recientemente idénticas protestas en Alemania, Bélgica y Polonia. Las políticas comunitarias no agradan a nadie, y mucho menos al ciudadano de a pie que ve mermada su capacidad adquisitiva día a día. Pero nada justifica en sus protestas que tiren y deterioren en las carreteras los productos españoles. Aquí sí estoy de acuerdo con el ministro Planas: siempre ha sido inaceptable.
¿Veremos París bloqueado en esta inaudita marcha? Muchas revoluciones en la historia han tenido un origen similar, con las singularidades de cada época: cólera de las poblaciones que sufren graves problemas por no disponer de lo básico, que es su trabajo y su alimento. Vivimos un tiempo de cambios, pero pase lo que pase, necesitaremos comer productos saludables propios de nuestros diferentes patrimonios y tradiciones. Y eso todos nosotros, a precio ajustado, productos que proporcionen trabajo a nuestros compatriotas y que permitan el crecimiento del país y el aumento de la riqueza. No es un nuevo consenso el que se necesita, como señala la señora von der Leyen. Es respeto, libertad y apoyo gubernamental. No maquillar con medidas pueriles para calmar una crisis, porque esto ya no requiere sólo diálogo, exige acción, liderazgo y compromiso.