El curioso pueblo medieval con más librerías de España

Situado en una colina a 55 kilómetros de Valladolid y abrazado por una muralla del siglo XII, respira tanto trazado monumental como literario

Considerado como uno de los pueblos más bonitos de España, Urueña es un oasis de cultura y literatura en plena Tierra de Campos. El estilo medieval de esta bonita villa castellana casa a la perfección con su producto estrella: los libros.

El término de Urueña podría significar 'agua que fluye' y procedería, según varios autores, del pueblo prerromano de los vacceos. Su situación en uno de los bordes noroccidentales de los Montes Torozos, le convierten por derecho propio, en un mirador natural de excepcionales vistas. Fue y es hoy todavía, un referente en la historia tanto de los reinos de Castilla como los de León, perteneciendo a uno y otro dependiendo de quien ganara la batalla.

La muralla medieval de Urueña es el principal legado de la importancia que tuvo la villa en la Edad Media. Gracias a una reestructuración, es posible recorrer la muralla del siglo XII y disfrutar de lo alto del laberinto de calles antiguas que conforman Urueña.

Gracias a su arquitectura en los tres monasterios, cinco ermitas y tres parroquias ha sido catalogado desde el 2014 como uno de los pueblos más bonitos de España.

Además de ser arquitectónicamente llamativo, también destaca por su aporte a la cultura. En 1992 se abrió en Urueña la primera librería del pueblo. Ahora cuenta con 12 y es la primera Villa del Libro de España, proyecto que busca aumentar el turismo cultural.

La Villa del Libro de Urueña se constituye en un espacio en el que el libro sea un imán para viajeros que, desembarazados de lo trivial, van a la búsqueda de goces menos trillados; un espacio de encuentro para un número importante de profesionales y de visitantes, especializados o curiosos, que han hecho del libro y los sectores en él implicados una manera de vivir.

Al otro lado de la muralla de Urueña se divisan los Montes Torozos que retrató Miguel Delibes en Diario de un cazador (1955). De la fortificación para dentro, las calles del municipio vallisoletano son testigo del paso del tiempo y de personajes como Lorenzo o Ana, protagonistas de la novela. El pueblo le rinde homenaje con este espejo con vistas y leyenda literaria, así como con un museo propio dedicado al escritor.