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Esta mítica cebolla catalana se suele comer entre la época final del invierno y el comienzo de la primavera

Gastronomía

Temporada de calçots: los mejores restaurantes para disfrutarlos en Madrid

Degustar una buena calçotada sin irse a Cataluña es posible gracias a la calidad que ofrecen estos locales

Plato por excelencia de la gastronomía catalana junto a la sopa de galets, los calçots ganan cada vez más adeptos fuera de su tierra, hasta el punto de que puede degustarse con calidad en cualquier parte de la Comunidad durante el final del invierno y comienzo de la primavera.

Esta variedad de cebollas se asa directamente sobre las llamas de sarmientos y se come con la mano, aderezados con una salsa especial, la salvitxada, similar a la romesco. Después de cocer los calçots, se tiran troncos para hacer unas buenas brasas que se aprovecharán para asar carnes o embutidos que se coman de segundo plato.

Existen diferentes versiones sobre el verdadero origen del calçot, aunque la más extendida es la que se atribuye al Xat de Benaiges, un campesino del pequeño pueblo de Valls, en la provincia de Tarragona. Cuenta la leyenda que, a finales del siglo XIX, puso a calentar al fuego un par de brotes de cebolla, e inmediatamente, se dio cuenta del delicioso sabor que tenía este plato que, poco a poco, se convirtió en un alimento habitual en todas las casas de la región.

Para aquellos que quieren probar unos buenos calçots con su salsa, pero no pueden desplazarte hasta Cataluña, recopilamos las mejores opciones en Madrid para degustarlos. Tan solo hace falta preparar el babero y estar dispuesto a mancharse las manos.

Can Puyetes

A menos de 100 metros de la plaza de la Villa, antigua sede del Ayuntamiento, se encuentra Can Puyetes, una auténtica institución en esta materia. Los de Can Punyetes llevan muchos años en Madrid, desde 1981, ofreciendo la cocina popular catalana esencial, sana, sencilla, natural y sin lujos. Y por ello no podía faltar la calçotada, que elaboran a la brasa de forma abierta a los clientes y acompañada de la mejor salsa. También destacan la ensalada de bacalao, la escalivada, la escudella o la butifarra como acompañamiento.

Poseen un segundo local situado en el Barrio de las Letras que vio la luz en 1997. Tanto uno como otro, los han servido a un precio más que razonable: 10,50 euros la ración, precio que mantienen hasta el final de la temporada, en abril.

Lakasa

Un restaurante imprescindible de la zona de Chamberí que está abastecido por el hortelano autóctono de la zona de Vic, Pau Santamaría. Desde allí viajan los 200 calçots semanales que cocina César Martín de la manera tradicional, pero con un toque contemporáneo. «Tras su paso por la llama viva de la brasa, estos calçots son un festín en la boca: tremendamente sabrosos, de su carne rebosan matices dulces y herbáceos; las dos salsas aportan, si cabe, más felicidad»: holandesa y romesco.

Calsot

Una calçotada en plena sierra de Madrid es posible en al restaurante Calsot, ubicado en Hoyo de Manzanares. Ya sea en la carpa o en el salón, las numerosas mesas corridas están siempre abarrotadas, pero no desatendidas gracias al trajín de camareros muy bien organizado.

Tienen la posibilidad de elegir de carta o un menú cerrado consistente en una ensalada de escarola con romesco, una tostada de pan con tomate y embutidos catalanes (butifarra blanca, negra y fuet) y una ración de doce calçots con salsa, además de un combinado de carnes entre los que destacan las chuletas de cordero y el pollo calçot, que está bastante jugoso para estar hecho a la brasa. Todo ello por 24 euros.