Fundado en 1910

Los famosos torreznos de El Quillo, en Getafe

Estilo de vida

Estos son los mejores sitios de Madrid para comer torreznos

Un aperitivo que mencionó Calderón de la Barca y a día de hoy compite con el resto de tapas típicas españolas

Popular en la antigua Roma, el clásico tocino llegó con las legiones italianas a la Península Ibérica durante la conquista y, como todo, se adaptó (y mejoró) a las costumbres y tradiciones españolas. Un buen aceite a alta temperatura es lo único necesario para convertir esta zona magra del cerdo en una de las tapas más clásicas de Madrid. Esa tira gruesa alcanza su punto álgido cuando uno degusta, por un lado, la capa externa crujiente de su corteza, y, por otro, ese interior sabroso, tierno y jugoso.

La creencia popular es que Soria sirve uno de los mejores del mundo. De hecho, lleva a cabo de forma anual el Concurso al Mejor Torrezno del Mundo. Con la intención de buscar un finalista en la capital que represente a la Comunidad y se bata a otros ocho elegidos en la final que tendrá lugar el próximo día 10 de marzo en El Burgo de Osma, el Centro Soriano de Madrid reconoció a El Quillo Restaurante como el mejor en su elaboración.

Ubicado en Getafe (calle Dolores Ibárruri, 1), su especialidad son los cachopos y, para ellos, este galardón al mejor torrezno de Madrid les ha caído «de la nada». Lo primero es cortar buenas rodajas de panceta, «de unos tres deditos». Después se mete en el horno y una vez casi hechos se meten en la freidora a 160 grados para que se terminen de hacer poco a poco. «Luego le hacemos una segunda cocción de unos tres minutos aproximadamente un poquito más fuerte, a 220 grados». Aunque, el paso estrella, reconocen, es marcarlos con una máquina tostadora, de forma que no tenga ni exceso de grasa o aceite.

La raquetista

En el madrileño barrio de Retiro, los hermanos Aparicio lleva años cocinando el torrezno adobado con pimentón y oreado. Su primera taberna, Cachivache, también se hizo un nombre en esta materia, aunque los que sirven en su último restaurante abierto está reinventado con una creatividad apasionante y deliciosa.
  • Dirección: Calle del Dr. Castelo, 19

Los Torreznos

Parece una obviedad que un bar llamado Los torreznos sirva uno de los mejores de la capital. Sobre todo, cuando se ha convertido en el plan preferido de los madrileños en la previa a un concierto. Su ubicación en las inmediaciones al WiZink Center hace que sea prácticamente impensable tener un hueco, aunque merece la pena la espera por tomarlos acompañado de una cerveza bien tirada al pie de la barra.
  • Dirección: Calle de Goya, 88

Roostiq

La fórmula de Roostiq es elevar a la máxima potencia una fórmula tan popular como efectiva: la combinación de torrezno, pizza y champán. Prueba de ello es que siempre tiene colgado el cartel de completo en sala. Probablemente, sean los más caros de la lista (16 €), pero también de los mejores, ya que no están hechos a la manera tradicional: se ahúman primero, se cocinan al horno y se sirve cortado en láminas muy finas.
  • Dirección: Calle de Augusto Figueroa, 47

Ponzano

«Cortado en dados y fritos uno a uno en su propio tocino. Después, una vez que flotan en su unto, subimos el fuego a tope para que suelten su grasa interior, quedando crujientes como pocos», así describen los dueños del Restaurante Ponzano cómo elaboraron sus torreznos. Un aperitivo que ya mencionó Calderón de la Barca y que a día de hoy compite mano a mano con otras tapas en las barras de los bares españoles.
  • Dirección: Calle Ponzano, 12

Los galayos

Los Galayos cuenta con 124 años de historia y sirven sus torreznos a la antigua usanza, sin grasa en el plato y en cazuela de barro. Lugar de reunión de las vanguardias artísticas y culturales, es también el epicentro del cocido, que preparan con la misma minuciosidad que el cochinillo segoviano.
  • Dirección: Calle de Botoneras, 5