La noche que la potra salvaje sonó en el Ayuntamiento de París
Los españoles en la capital francesa que no estaban en el Estadio vivieron en aplastante minoría el partido en bares o en las pantallas gigantes de las fan zones. Nervios, tensión, banderas de España y celebración. «Jamás lo olivaremos»
Y después de la tensión de un partido histórico que al principio parecía ganado, de ver cómo acortaban distancias, de ir a la prórroga, se celebró y bailó la potra salvaje, se cantó «Yo soy español, español» en una de las noches más intensas que ha vivido este París olímpico. Aproximadamente una veintena de españoles siguieron el encuentro frente a la imponente fachada histórica del Ayuntamiento de la capital de Francia, que acoge una de las fan zones más animadas y con más sabor, muy cerquita además del Sena. Un lugar para la celebración, gratuito y de entrada libre, con dos pantallas gigantes donde ayer se juntaron varios miles de parisinos. Camisetas de Francia, caras pintadas, banderas en mano y todo el entusiasmo necesario para animar a su equipo desde uno de los corazones de su ciudad. Al comienzo del encuentro se cantó al unísono una Marsellesa con sabor a momento único frente a la imponente fachada de un edificio que alberga instituciones municipales de París desde 1357.
Pero lo que empezó con la Marsellesa terminó con la potra salvaje que la veintena de jóvenes españoles que siguieron cantaron en la llamada «La Terrasse des Jeux», una de las fanzone más animadas de París, con largas colas para entrar. En semejante lugar y con un público entregado era fácil sentir cierta sensación de estar en territorio hostil. «Ha sido tenso, sí. Pero luego lo hemos celebrado todos juntos», comenta a El Debate Pablo Encinas. El grupo de jóvenes españoles se ha desplazado a Paris para animar mañana a sus compañeros en la maratón. «Todos venimos de la Blume, todos hacemos atletismo. Y el partido nos ha pillado cerca y decidimos verlo aquí. Ha sido inolvidable», añade Paula Villaverde, que entrena cross y 1.500 metros.
El momento estelar lo ha protagonizado Andrés Lara, joven atleta que dentro de dos semanas competirá en Lima en el campeonato mundial sub20 los 3.000 obstáculos. «Cuando ha sido el penalti nos han comido los franceses y había que hacer algo. Los poquísimos españoles que estábamos aquí estábamos muy repartidos por la grada, así que me pareció que había que hacer una piña y animar. Y ha funcionado, parece». Lara, tras el penalti, y en medio de una grada completamente francesa, pidió el micrófono a los animadores y con su camiseta de la selección española y tomó la palabra y dijo. «Venga, los españoles que estáis aquí, veniros para acá y animamos todos juntos. Venga, a por todas con España». Liderazgo y arrojo innatos. Empezaron a oírse «vamos España» y aparecieron tres o cuatro banderas ondeando que hasta entonces no habíamos visto.
«Nuestro entrenador nos dijo que sería bueno que viéramos el ambiente de las olimpiadas y así motivarnos más para Los Ángeles», añade Esteban Patiño, que entrena en 5.000 metros en la Blume. Sin necesidad de correr, todos se acuerdan de sus entrenadores Juan del Campo, Luismi Martin Berlanas y de sus compañeros a los que han venido a apoyar en la maratón: Yago Rojo y Tariku Novales.
«Ha habido momentos de tensión y vivirlo aquí rodeados de franceses ha sido heavy. Pero, al final, todos nos hemos dado la mano, buen ambiente, se nota que es una olimpiada. Y eso es lo importante. Hemos terminado todos amigos, haciéndonos fotos juntos». «Siempre lo recordaremos. Siempre, siempre», dicen al unísono. Noche de nervios, noche tobogán, de la Marsellesa al himno nacional de España, de la euforia al silencio tenso de París, para terminar con los cantos y los bailes de los jóvenes atletas venidos de Madrid con sus camisetas rojas y sus banderas rojigualdas, quien sabe si futuros olímpicos, a los que algún día animaremos. Una noche para el recuerdo.