La Reina Sofía se estrena en París con el oro de las chicas de waterpolo
La madre de Felipe VI completa la alternancia de miembros de la Familia Real en la capital francesa apoyando a los deportistas españoles. Gran aficionada a la vela, fue olímpica en Roma 1960
Tal y como anticipó Don Felipe al comienzo de los Juegos, la Familia Real estableció un programa de turnos que permitiera a sus miembros asistir al mayor número de pruebas posibles y prestar así el máximo apoyo al deporte español en París. En sus palabras, el Rey mencionó expresamente a su madre, la Reina Sofía, quien, tal y como se esperaba, ha llegado en la mañana de este sábado a París procedente de Palma. Su primera aparición ha sido en el complejo acuático, en la final de waterpolo femenino, en la que España se ha impuesto a Australia.
La Reina Sofía se ha estrenado en estos juegos de la mejor manera posible, apoyando a la brillante actuación de las jugadoras españolas de waterpolo, nuevas campeonas olímpicas. De este modo, la Reina Sofía ha escuchado dos veces, en pie, el himno nacional junto al presidente del COE, quien la ha acompañado en la tribuna de un estadio acuático repleto de banderas españolas y con una grada entregada. La Reina Sofía estuvo también acompañada por José Manuel Rodríguez Uribes, presidente del Consejo Superior de Deportes, y Víctor Redondo, embajador de España en Francia. Es la primera vez que un deportista español sube a lo más alto del podium en el flamante Centro Acuático de París.
La Reina ha acudido a su primera cita del día vestida de manera deportiva, con un chándal oficial del equipo español. Una indumentaria en la línea que ya utilizaron sus nietas Leonor y Sofía, así como los Reyes Felipe y Letizia en sus respectivas estancias en París. Si sigue los pasos de los otros miembros de la familia real, es probable que realice una visita tanto a la Villa Olímpica como a Casa España. El cuartel general de la familia olímpica española se encuentra estas semanas en el Colegio de España, que ella misma reinauguró tras largos años de cierre, en 1987.
Los vínculos de Doña Sofía con el olimpismo son muy estrechos y le vienen de diferentes vías y de tiempo atrás. Dos de sus hijos, el Rey Felipe y la Infanta Elena, han sido olímpicos, ambos en vela, deporte por el que la Reina siente especial predilección y que le llevó a participar como miembro del equipo griego en los Juegos Olímpicos de Roma en 1960, si bien, como suplente. En esa misma cita olímpica, su hermano Constantino se hizo con el oro en la clase Dragón. También en vela en clase Dragón compitió años martes el Rey Juan Carlos, en los Juegos de Múnich, en 1972.
Doña Sofía ha podido disfrutar de su pasión por la vela este verano atípico en el que ha tenido que desplazarse a Grecia para asistir al funeral de su tío el príncipe Miguel de Grecia y Dinamarca. El compromiso familiar no le impidió, durante su estancia en Mallorca, seguir a bordo de una embarcación la competición de Felipe VI en el Aifos con motivo de la Copa del Rey de Vela.
Ha querido el destino que la Reina Sofía llegue a París el día en que aquí se ha corrido la prueba de la maratón, lo que tal vez le haga recordar una bonita anécdota familiar. La familia real griega tuvo un importante papel en el impulso de la celebración de los primeros Juegos Olímpicos de la Edad Moderna, los de Atenas 1896. Coubertin consiguió convencerles para organizar la cita, y el bisabuelo de Doña Sofía, el Rey Jorge I y sobre todo su hijo, el príncipe Constantino, se mostraron entusiasmados con la idea, y recabaron el apoyo de ricos armadores, como Averoff, para financiar el costoso e inédito evento. El príncipe Constantino, abuelo de Doña Sofia, fue el presidente del Comité Organizador de los primeros juegos de la edad moderna, y su bisabuelo, el Rey Jorge I, fue el encargado de declarar oficialmente inaugurados del Juegos. La prueba más importante para los helenos, por razones históricas evidentes, era la maratón, en la que se impuso el griego Spyridon Louis, quién partió de la ciudad de Maratón y se puso por delante a cuatro kilómetros de la llegada en Atenas y, sacando a su inmediato perseguidor unos siete minutos de ventaja. El Rey Jorge y el príncipe Constantino abandonaron el palco para correr junto a Louis los últimos metros del primer maratón de la historia.