La mosquetera gallega que aspira a conquistar París con su espada y su sonrisa
Un accidente de coche obligó a Judith Rodríguez a pasarse a la esgrima en silla de ruedas tras ser campeona en florete a pie
«En garde. Prêt. Allez». Cuando esta mañana Judith Rodríguez oiga la expresión francesa que sirve de señal de arranque de los combates en el impresionante Gran Palais, se habrá cumplido su sueño. «Cuando escucho estas palabras, sé que todo ha merecido la pena», confiesa a El Debate. Y lo que de verdad merece la pena es conocer la ejemplar historia de esta atleta gallega que se estrena hoy en los Juegos de París para tratar de entender el amplio significa de ese «todo» y el extraordinario mérito que lleva implícito.
Rodríguez es la única competidora española en los paralímpicos en la modalidad de esgrima, un deporte que practicaba desde los 8 años en su Vigo natal. Su destreza y habilidad con la espalada y el florete, su pasión y su precisión, la convirtieron pronto en una de las estrellas españolas de esgrima y en la cuarta de Europa. Volviendo de una de esas competiciones, cuando contaba tan solo 22 años, sufrió un grave accidente de coche que casi le cuesta la vida. A consecuencia del mismo, le fue amputada una pierna y tuvo que pasar varias veces por el quirófano también por las lesiones en uno de los brazos. Parecía que estaba obligada a dejar atrás la esgrima, que hasta entonces era toda su vida, competía y daba clases en el Club el Olivo de Vigo. «Fue mi madre la que me animó a probar la esgrima cuando vio que no encajaba bien en ningún otro deporte. Me gustó porque era lo que hacían mis héroes, Peter Pan y los piratas del Caribe. Mi madre me hizo ver que era el deporte que hecho hacían y que tal vez a mi también me gustaría».
Recuperada del accidente, y con una prótesis en una pierna, trató de volver a la práctica deportiva, pero rehusó completamente volver a coger una espada o un florete. No quería oír ni hablar de practicarlo en sillas de ruedas. Me hablaron de la esgrima en silla y yo dije 'no, si no puedo hacer la esgrima que hacía antes con mi equipo y como lo hacía antes, no, no quiero'. Peter Pan nunca fue en silla de ruedas. Pero dos hechos cambiaron su aversión. El primero, el conocer a una deportista paralímpica viguesa que también se encuentra en París, Desiré Vila, y la manera en que le hablaba de la prótesis de pierna y el humor con el que afrontaba la situación. El segundo, el gesto de su entrenador de niña, Manuel Mariño, que un día puso en su antigua sala de entrenamientos dos sillas normales como de escritorio, y no sillas de ruedas, animo a Judith a sentarse en una de ellas, la dio un florete y pronunció el abracadabra: en guardia. «A veces lo pienso. De esa silla de oficina a estar en el Grand Palais en los paralímpicos».
Tan solo lleva dos años compitiendo al máximo nivel año 2022 y comenzó con un oro en espada en la Copa del Mundo de Sao Paulo (Brasil), siguió con un bronce en florete en el Europeo de Varsovia y lo cerró con el tercer puesto europeo en espada. Este año ha sumado dos bronces continentales, en florete y espada.
Ya ha podido familiarizase con la sede que la verá competir hoy con florete y el viernes con espada, una de las sedes más impresionantes de Paris 2024. «Sí, es un lugar increíble y me han dicho que las entradas llevan agotadas semanas». El Gran Palais fue construido para la Exposición Universal de 1900 y destaca por sus grandes cúpulas de hierro y cristal. Daños estructurales obligaron a su cierre y tras tres años de obras, se ha reabierto de forma provisional y parcial para algunas modalidades deportivas, como la esgrima y el taekwondo y volverá a cerrar hasta una fecha no determinada de 2025.
España en la esgrima
«Pase lo que pase hoy, estoy cumpliendo mi sueño. Primero quise ser olímpica y luego paralímpica. Y aquí estoy». Ser la única española termina con largos años de ausencia de atletas nacionales en esgrima, la modalidad deportiva más antigua del deporte paralímpico, ya instaurada en los juegos de Stoke Mandeville, por Guttmann, considerado el padre del movimiento paralímpico. Al no tener rivales de su nivel en España, Judith Rodríguez suele competir contra chicos o bien contra tiradores sin discapacidad que para que ella pueda entrenar lo hacen sobre silla de ruedas. «También acudo al extranjero a torneos, pero es complicado y muy costoso. Y cuando se acerca una competición importante, como una paralimpiada, los otros países no te invitan a participar para que, lógicamente, no puedas ser mejor oponente». Su «todo» no está exento de sacrificios económicos, baches emocionales y muchísimo esfuerzo y buenas dosis de buscarse la vida al no tener equipo con el que competir ni patrocinadores. Al ser un deporte tan minoritario no tiene ninguna empresa que la patrocine, si bien señala el importante respaldo del Plan Ado y la ayuda de la Xunta. Una lástima, con el extraordinario ejemplo que supone de resiliencia y de volver a empezar contra viento y manera y siempre con una sonrisa. «Sí, siempre sonriendo. El accidente fue muy grave, podía no estar aquí. Y mientras siga viva, seguiré sonriendo».
Hoy compite con su sonrisa y su florete y se verá las caras con las claras favoritas, las chinas. También estará presente hoy en el Grand Palais una de las estrellas de esta Paralimpiada, Bebe Vio, la tiradora italiana con prótesis en los antebrazos y en las piernas que es toda una estrella en su país y dos veces campeona paralímpica. Con tan poco tiempo en la alta competición, la viguesa no quiere sentirse presionada con la posibilidad de medalla. Lo dará todo y se acordará de su madre, asturiana, que la animó a probar la esgrima y falleció hace algo más de un año. Debutante olímpica con 27 años, engrosa las nutridas filas de gallegos paralímpicos, con destacadas figuras como la flamante campeona de triatlón Susana Rodríguez y el tenista Martín de la Puente, todos ellos vigueses al igual que la esgrimista. «¿Qué porque somos tantos gallegos paralímpicos? Yo creo que es porque en nuestra tierra se come muy bien», señala sin dejar su sonrisa. Judith se declara muy del norte y más pirata que mosquetera, como lo demuestra los dibujos de sus prótesis, aunque reconoce que competir en París le hace pensar en los legendarios espadachines del todo para uno y el uno para todos. Hoy todos los paralímpicos españoles están con Judith Rodríguez por su actitud, por su sonrisa y por su ejemplo de que se puede volver a empezar con toda la ilusión. «En garde. Prêt. Allez». En guardia. Las palabras mágicas sonarán hoy en el Gran Palais y ella sentirá que todo ha merecido la pena.