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Djokovic, en su último partidoEFE

El paraíso que esconde la camiseta de Djokovic en su partido de hoy contra Alcaraz

El tenista serbio ha fichado por Aman, la lujosa marca hotelera preferida de millonarios y celebridades, como asesor de su ambicioso programa de bienestar y longevidad

Las dos estrellas más rutilantes y carismáticas del tenis mundial, el veterano Djokovic y el joven Alcaraz, se enfrentan hoy en Melbourne en lo que se presenta como la final adelantada del abierto de Australia. La expectación es máxima dado el desarrollo y el resultado de sus dos últimos y trascendentales encuentros. El pasado mes de julio, el murciano se impuso al serbio en una soberbia final de Wimbledon, su segunda victoria sobre la mítica hierba inglesa. En agosto, fue el serbio el que se alzó con la victoria en París 2024, consiguiendo el oro olímpico para su país y uno de sus triunfos personales más emotivos. Imposible olvidar sus lágrimas luciendo la camiseta del equipo olímpico de Serbia junto a un Alcaraz desolado que vestía por primera vez la uniformidad rojigualda en la arena de Roland Garros. En Wimbledon, ambos iban de blanco, como mandan las normas del centenario All England Croquet and Lawn Tennis Club.

Y ahora, en Australia, cada uno hace gala de su personal estilo y compromisos empresariales y de patrocinio. El murciano luce en Melbourne un look que recuerda al de aquel joven Nadal de camiseta sin mangas luciendo bíceps musculados y atléticos hombros desnudos. Por su parte, el serbio viste un tradicional polo Lacoste, marca de la que es imagen, y en cada manga un logotipo con mucho peso en el sector de los viajes de lujo: Qatar Airways y Aman Resorts. El serbio ha fichado recientemente en calidad de asesor global en wellness tanto de la aerolínea del Golfo como de la que es considera por muchos la mejor y más exclusiva marca hotelera del mundo. Es la primera vez que un deportista de este nivel (y de este caché) se involucra directamente en el desarrollo de programas relacionados con el bienestar en la industria turística, movimiento más que revelador de las nuevas tendencias del sector. Y del mucho dinero que está en juego.

Djokovic ficha como imagen de Aman

Las cuatro letras que luce Novak Djokovic en una de sus mangas forman la palabra Aman, que en sanscrito significa Paz. Son probablemente las cuatro letras más deseadas entre las elites viajes, del mismo modo que en su día lo fueron las de Ritz. Pero los tiempos cambian y es ahora el lujo de Aman el que marca la pauta y parece conectar mejor que ninguna otra marca de lujo con los exigentes gustos de las elites viajeras. Una marca que goza incluso de nombre de seguidores, «Amanjunkies», conocida como la tribu más exquisita de viajeros, de enorme fidelidad a estos pequeños universos de «paz», con pasión casi adictiva por la cadena creada en 1988 por el indonesio Adrian Zecha y hoy en manos de Doronin, de origen ruso nacionalizado británico y confeso «amanjunkie». Con unos cuarenta hoteles en ubicaciones repartidas por todo el mundo, especialmente en Asia, en su ADN encontramos una hospitalidad con pocos parangones, servicio de altísimo nivel, sensación de residencia privada, localización remota en muchos casos, amplitud, gusto exquisito, cierta simplicidad minimalista, privacidad y suma discreción. Sus spas, considerados entre los mejores del mundo, reflejan ese gusto por ofrecer reductos de tranquilidad y bienestar donde escapar de los tiempos modernos o de épocas tormentosas en parajes increíblemente bellos y alejados del mundanal ruido en Indonesia o Bután, o en los más exquisitos templos urbanos de ciudades como Tokio o Nueva York.

La super discreción es la norma de la casa, lo que les ha convertido en refugios perfectos para los desaparecidos David Bowie y la Princesa Diana, muy fan de sus propiedades en Indonesia, o los todavía asidos Mark Zuckerberg o Bill Gates y tantos nombres de la aristocracia de Hollywood. Uno de los episodios más mediáticos de la historia de la marca fue la boda de George Clooney y Amal Alamuddin en el espléndido Aman Canal Grande en Venecia. David Beckham celebró su 40 cumpleaños en su resort de Marrakech y el propio Novak Djokovic dio el sí quiero en el hotel de la marca en Montenegro.

Resort en Marrakech de la cadena Aman

El tenista serbio no es ajeno a las bondades del grupo y su personalidad parece encajar a la perfección con el concepto de bienestar que Aman quiere impulsar en este momento, con una aproximación holística que abarca el bienestar físico, la resiliencia emocional, la nutrición saludable y pone en acento en los programas de envejecimiento saludable. Según diferentes estudios que analizan las tendencias del sector de viajes, los programas de longevidad ocupan el segmento de mayor crecimiento en el llamado turismo de salud para los viajeros más acomodados.

Jardín del hotel Aman en Kioto

Por su envidiable forma física, su práctica habitual de disciplinas como el yoga y la meditación, y por su preocupación por la nutrición, así como por su fortaleza mental, la alianza Aman-Djokovic resulta tan creíble y solida como la de Federer promocionando el turismo de Suiza. «A lo largo de los años, he cultivado una rutina diaria de bienestar integral, combinando salud mental, nutrición y forma física, que me ha permitido alcanzar un éxito sostenido tanto en el circuito como en mi vida personal. Compartir estos conocimientos con los huéspedes de Aman será un privilegio y un placer», ha declarado el tenista al respecto. Según fuentes de la marca se trata de un acuerdo multianual y progresivo que incluirá en futuro retiros de bienestar y programas especialmente comisariados disponibles para los huéspedes de sus hoteles y residencias. También tendrán supervisión sobre la incipiente línea de productos de Aman. ¿Será posible algún día verse las caras con él en una cancha? Quién sabe. Tal vez cuando se retire siga los pasos de María Shaparova, embajadora del Aman Global Wellness Program, que será la anfitriona el próximo mes de septiembre en el resort de Aman de Grecia, Amanzone, un programa de bienestar y resiliencia. Definitivamente, señor Cesar Ritz, el lujo hoy va por otros caminos imposibles de predecir hace un siglo.