La Reina lució «La Peregrina» en la gala en honor al presidente de Italia

¿La Peregrina original o La Peregrina II? Doña Letizia ha sacado a relucir el joyero Real en la cena de gala ofrecida a Sergio Mattarella en Madrid. Dando por iniciada oficialmente la nueva temporada post-COVID, la Reina ha escogido piezas de las «joyas de pasar» que utiliza rara vez, homenajeando con el gesto al presidente italiano.

Eligió un collar de chatones mediano -muy pequeño comparado con los gigantescos modelos que lucía la Reina Victoria-, aunque los collares de chatones son desmontables y adaptables. Del mismo modo, escogió llevar una pulsera de chatones -probablemente parte del mismo set- y lució gran sobriedad en peinado, pendientes, maquillaje y vestido, si bien el modelo de Armani de tirantes desmerecía la fabulosa parure de joyas.

Doña Letizia ha llamado la atención muy especialmente por llevar la tiara rusa, que no suele utilizar con frecuencia, y por acompañarla con el broche de «La Peregrina», una pieza histórica que ha sufrido grandes vaivenes. ¿O se trata de una segunda versión de esta famosa perla?

La historia de «La Peregrina» se remonta a hace 500 años, cuando se descubrió en el Caribe una pieza de 55,95 quilates en forma de pera que Don Pedro Témez, administrador de Panamá para la Corona Española, entregó a Felipe II. El «rey prudente» se la regaló a su esposa y prima, María Tudor, hija de Enrique VIII y Catalina de Aragón, católica, Reina consorte de España y Reina de Inglaterra e Irlanda.

María Tudor llevaba «La Peregrina» anclada en un broche en el cuadro que de ella hizo Antonio Moro en 1554 y que se expone en Museo del Prado. A la muerte de Felipe II, se dice que María Tudor dejó la perla a la Corona española, convirtiéndose esta en la pieza favorita de sucesivas reinas. Otras investigaciones claman que La Perla Peregrina fue adquirida por Felipe II tras la muerte de María Tudor, y en Inglaterra se debate si la perla lucida por su reina en el cuadro de Antonio Moro no era más bien una pieza de la casa real británica. Cosas de los ingleses. Nos decantamos por la primera versión aquí descrita.

Siglos más tarde, se supone que José Bonaparte se apropió de varias joyas importantes de la Corona española al huir de España, siendo La Peregrina una de ellas. Sería José Bonaparte quien la entregaría a su sobrino, futuro Emperador Napoleón III, que en su exilio posterior en Inglaterra se vio obligado a venderla al marqués de Abercorn, James Hamilton, que, a su vez, la regaló a su esposa.

«La Peregrina» permaneció en posesión de los Hamilton hasta 1969, fecha en la que Sotheby’s la subastó y Richard Burton la compró para Liz Taylor. La actriz encargó un collar de diamantes y rubíes a Cartier para lucirla colgada. En diciembre de 2011, «La Peregrina» se vendió de nuevo como parte de la subasta de joyas que Christie’s organizó tras la muerte de Liz Taylor. Un comprador desconocido pujó 11,8 millones de dólares por ella hasta conseguirla.

¿Fue devuelta la perla a la Corona Española por una mano mágica en 2011 y es «La Peregrina» original la que lució ayer Doña Letizia? De no ser así, la Reina habría llevado no obstante una valiosa perla montada bajo un broche rodeado de brillantes que perteneció a la Reina Victoria. Doña Letizia, que utiliza cada vez con más frecuencia las piezas a su disposición, llevó por primera vez esa misma combinación perteneciente a las «joyas de pasar» el Día de la Hispanidad de 2017. Mientras que Doña Sofía usaba esta pieza colgada en collares medianos, Doña Letizia, que solo lleva collares cortos, ha preferido volver a su montura original desde tiempos de la Reina Victoria unto a un broche redondo con perla.