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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, posa con el informe de rendición de cuentas del Gobierno de EspañaEFE

Protocolo Sánchez: sin corbata para «ahorrar»

El presidente del Gobierno ha aconsejado evitar pasar calor para reducir el consumo de energía, marchándose más tarde en un helicóptero

Contaba una amiga de mi abuela que un nieto exasperaba a sus padres porque de pequeño nunca tiraba de la cadena… Cuando le regañaban, conocedor de la racanería de su padre, aducía que «era por ahorrar» agua. Sánchez ha creado una etiqueta para «ahorrar» que prescinde de la corbata, lógico en verano, pero se marcha de su balance semestral en La Moncloa en un helicóptero que ha gastado 180 litros de queroseno en el trayecto de 28 kilómetros. Eso es ahorro y ecología.

La cosa es que el protocolo de la corbata, elegante pero difícil de seguir con el calor, exime a ellos de llevarla en verano con ciertas prendas, como ocurre con la hispano-cubana guayabera, tan útil y habitual hasta hace 30 y tantos años. Las Cumbres hispanoamericanas en distintos países han mostrado siempre imágenes de los presidentes del Gobierno y del mismísimo Rey –Juan Carlos en su día y Felipe recientemente– vistiendo la guayabera o sahariana. Y si la etiqueta va bien para quedar con el Rey de España en verano o con calor, digo yo que valdrá para otras ocasiones.

Muy de acuerdo en que hay que dar libertad de corbata, pero parece una nimiedad de parte de un presidente que nos lleva a la ruina y nos enemista con todos los países vecinos que necesitamos para tener energía a buen precio. También de acuerdo con que en los centros comerciales, a los que intento no ir, hace más frío de la cuenta, al igual que en las consultas de dentistas y los trenes AVE (los de más de 200 km hora, no los de 80, como la vagoneta que va a Extremadura a paso de mula).

Los Reyes y el historiador Eusebio Leal en CubaEFE

Que no se preocupe Sánchez que ya están los españolitos bajando el aire acondicionado y comprando abanicos para no pagar la barbaridad que cuesta mensualmente. A eso se llama la mano libre del mercado, la ley de la oferta y la demanda. Esta etiqueta sin corbata ya la pusieron de moda los antaño jovencitos de Silicon Valley, e incluso el Banco de Santander, que lo dejó más tarde.

En las cumbres del G8 se ha fomentado también este «business casual», tan esponsorizado en versión cutre por Pablo Iglesias en La Zarzuela, para luego calzarse una horterada de esmoquin en los Goya. Lo dicho, la gran hazaña presidencial será el Protocolo Sánchez, sin corbata para ahorrar.