Dior, tras los pasos de Chanel

Dior, la marca 'enchufada' de Bernard Arnault, ha triplicado sus ingresos en los últimos cuatro años. ¿Cómo ha sido esto posible para una marca de 75 años cuya directora creativa, Maria Grazia Chiuri, ha dado serios palos de ciego en las colecciones?

Los esfuerzos financieros y de comunicación de Arnault con Dior han superado siempre a los de sus otras marcas. Para empezar porque fue la primera casa de modas que cayó en sus manos. Christian Dior en su día, se tuvo que asociar con un fabricante de tejidos ya que la Alta Costura parisina requería a cada casa de modas tener telas en exclusiva y la operación requería músculo financiero. En 1936, respaldado por el magnate textil Marcel Boussac, apodado el «rey del algodón», se estableció Dior en París, diversificando el negocio a zapatos, accesorios y perfumes.

A la muerte de Christian Dior, en 1957, Boussac se quedó al mando de la casa de modas, que posteriormente llegó a manos del padre de Arnault, socio de Boussac en otros negocios. Mucho ha llovido desde entonces, y por la casa han circulado como creadores Yves Saint Laurent, Marc Bohan, Gianfranco Ferré, John Galliano, Raf Simons y actualmente, Maria Grazia Chiuri.

Una de las estrategias para renovar la imagen de marca ha sido incorporar al poco habitual Kim Jones como director de la línea masculina. El británico, también encargado de la dirección creativa de las colecciones femeninas de Fendi, da un aire de renovación al la marca.

Además, en Dior se sigue invirtiendo en crear flagships enormes y espectaculares, tiendas que no escatiman en detalle. La estrategia de e-commerce es impecable y las campañas de publicidad remueven la moda desde abajo.

Por si esto fuera poco, en sus desfiles y eventos, Dior cuenta con la poderosa Beatrice Borromeo como imagen de marca, y entre sus invitadas se encuentran las actrices, cantantes y socialités más codiciadas. No dudan en desfilar en Sevilla y luego en París, así como lo han hecho en otros lugares del mundo.

Tras décadas con un accionariado diverso al del grupo LVMH y más centrado en los Arnault, desde 2017 LVMH tomó control absoluto de la casa, acelerando el crecimiento de Dior a toda potencia. Han conseguido ofrecer un producto básico «de entrada» a un precio asequible al turista que desea comprar en Dior, manteniendo a los clientes más exigentes y con más poder adquisitivo del mundo con propuestas hipersofisticadas.

Así pues, tras el gigante Louis Vuitton y el enorme Gucci, en la cola de las empresas más rentables del sector están Hermès y –ahora– puede ser que Dior, que compite directamente en su origen en la costura parisina con una marca como Chanel, a la que intenta desbancar en modernidad, calidad, estilo, tonos y tradición. Siempre bajo el cómodo paraguas del grupo LVMH. En Chanel, huérfanos de Karl Lagerfeld, más les vale pisar el acelerador.