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Koh-i-noor, ¿una «bomba» diplomática para Camilla?
El histórico diamante que no podrá llevar la futura consorte en la coronación
Un impresionante brillante de 105 quilates podría tensar relaciones internacionales si la consorte de Carlos de Inglaterra, Camilla de Cornualles, decidiese acudir a la proclamación de su marido el 6 de mayo del próximo año, llevando la corona morada que se diseñó para la Reina Madre cuando Jorge VI se convirtió en Rey en 1937 y que la Reina Isabel II utilizó al ser coronada en 1953. El Koh-i-noor, la estrella del joyero de los Windsor, se sitúa sobre la corona que ha cubierto los féretros de las dos Isabeles en sus funerales y es una pieza histórica y sin precio que lleva un largo y polémico recorrido.
Koh-i-noor, que significa montaña de luz, es la guinda de la corona con la que, según el Daily Mail, se pensaba inicialmente en Buckingham tocar la cabeza de Camilla, la Duquesa de Cornualles, ya que la reina Madre, para quien se creó en su día, fue la persona favorita de Carlos de Inglaterra.
Pero puede ser que Carlos III, que según parece va a cambiar el protocolo y simplificar su coronación, hubiera sido asesorado para que la reina consorte no porte esa corona, o al menos deje atrás el koh-i-noor. Haga lo que haga, la discusión está servida. Veamos.
El motivo no sería otro que –según el Smithsonian– el Koh-i-Noor fue encontrado en el Imperio Mogol, que abarcó en su apogeo la mayor parte de los territorios actuales de la India, Pakistán, Bangladés, Afganistán, Nepal y Bután, trasladándose la pieza más tarde a Persia, que formó parcialmente parte del mencionado dominio mogol.
La gema desembarcó en la India, desde donde se podría interpretar que fue «exportada» por los británicos, que consiguieron someter al Punjab y a su joven Maharajah, quedándose así con la joya. El diamante llegó a manos de la Reina Victoria en 1950. Se montó, entonces, en una corona de la Reina Alexandra, consorte de Eduardo VII y nuera de la Reina Victoria. Más tarde se montó en una pieza de la Reina Mary, esposa de Jorge V y abuela de la Reina Isabel II.
El Koh-i-noor es uno de los diamantes más grandes del mundo y pieza central de las joyas de la corona británica. No es este momento el ideal para recordar las historias de colonialismo tan poco apetecibles en una Gran Bretaña con un primer ministro procedente de la India, un alcalde de Londres paquistaní y numerosas personalidades y políticos con origen en el subcontinente indio, antiguo Imperio Mogol.
«Los habitantes de la India queremos el Koh-i-noor de vuelta» han reclamado las redes sociales pidiendo la devolución del Koh-i-noor ahora que la Reina Isabel ha muerto. Y sucesivamente, en Pakistán, Afganistán o Persia, estos tres últimos países extremadamente conflictivos en la actualidad, han hecho lo propio. En su día la Reina Isabel II ya se había negado a devolverlo, exhibiéndolo en la Torre de Londres. En 2013, David Cameron denegó la opción de la devolución de nuevo.
¿Será Carlos III el que devuelva el Koh-i-Noor a la India? Esto parece tarea imposible por varios motivos. Primero, si Gran Bretaña tuviese que devolver la pieza, ¿a quién la devolvería? ¿India, Pakistán, Afganistán? Bastante pelea tienen los dos primeros entre sí como para echar leña al fuego. Sería una bomba diplomática. Segundo, si los británicos devuelven esta gema, ¿qué harán con los miles de obras de arte, monumentos egipcios, legajos, esculturas y pinturas que han recogido en otros países?
¿Por qué NO es probable que Camilla de Cornualles lleve a la coronación la corona del Koh-i-Nor de la Reina Madre y la Reina Isabel II? La primera razón es que a cada reina consorte se le ha hecho su propia corona para la entronización de su marido. Tal fue el caso de la Reina Alexandra, el de la Reina Mary y el de la Reina Madre, Isabel Bowes Lyon. Solamente Isabel II, que podía escoger lo que desease y era reina «titular» eligió por modestia y como reconocimiento la corona del Koh-i-Nor de su progenitora, la Reina Madre.
La segunda razón sería que de utilizarse la misma corona, poco probable, se le modificaría el polémico diamante central, sustituyéndolo por alguna otra piedra en posesión de la familia real británica. Una tercera razón sería el posible uso de la corona de la Reina Adelaida, una pieza que desde hace poco tiempo ha dejado de estar expuesta en la Torre de Londres junto al resto de las joyas. También podría Camilla de Cornualles utilizar las coronas de otras reinas consortes o bien incluso llevar algún tocado más sencillo creado para ella. Veremos como resuelve Carlos III esta bomba diplomática.