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Mantón de Ángeles Espinar

El mantón de Manila, el anís del Mono y las Manolas

Curiosidades de un accesorio que ha vuelto para quedarse

El histórico cartel del Anís del Mono, firmado por Ramón Casas en 1898, es uno de los carteles publicitarios más simbólicas de la España de todos los tiempos. Y destaca en él un mantón de Manila que se ha asociado a la moda española del siglo XVIII que ahora se vuelve a recuperar con brío. Repasamos curiosidades al respecto.

El mantón de Manila español es un accesorio de tela bordado en pedrería y seda con origen en la China. Elaborada allí con la tradición oriental de los dibujos de pájaros, flores y figuras geométricas en hilo, se asociaron más tarde al puerto de Manila en Filipinas, donde el Imperio Español asentó su centro de exportaciones e importaciones hacia y desde Asia. Con la llegada de los barcos a Andalucía, se puso de moda entre las señoras de mejor posición social el uso de estos mantones hechos a manos, muy apreciados como chales para las noches en las terrazas, los bailes de feria, los eventos familiares importantes y el flamenco.

Manola, por Julio Romero, año 1920

En el siglo XIX se consolidó el mantón de Manila como un verdadero lujo, objeto de regalo y de distinción. Y fue así como comenzaron a nacer en los talleres de costuras las especialistas en estos bordados y el amor por los flecos en movimiento, algo que sigue presente en el mantoncillo del tradicional vestido de gitana que se utiliza en todas las ferias de Andalucía. En el siglo XIX, el mantón también comenzó a llevarse a los toros y a posarse en el frontal de los asientos de barrera, dando gran colorido y prestancia a la presencia de señoras en el ruedo.

Cuadro de Sorolla: El Baile

Protagonista de movimientos, zarandeos y distintos modos de usarse, fue incluido en cuadros de Anglada Camarasa o Sorolla y en poemas o novelas, como «Fortunata y Jacinta» de Galdós. El mantón comenzó a imponerse también en el Reino Unido y en la Europa Central, donde sus colores quedaban finalmente desvaídos y tristes. Sucesivamente fue conquistando el corazón de las españolas de capas sociales más sencillas, chulapas y manolas, siendo inmortalizado por Ramón Casas, Juan Luna o Romero de Torres.

Algunos de sus grandes exponentes en la actualidad son los de Ángeles Espinar en Sevilla, con su hija María José al timón desde hace varios años. También lo es la Casa Foronda en el centro de la capital hispalense, con 100 años de antigüedad justo en 2023. Y es que estamos de enhorabuena: lo que han lucido reinas y cantantes, bailaoras y señoras de la alta sociedad, se ha convertido ahora, tras décadas en baja forma, en un perfecto accesorio para el vestido de gitana y un complemento sin par para los atuendos de invitadas. Rebusquen en los baúles y armarios de las abuelas y repesquen esta prenda tan sentimental, tan de heredar, tan valiosa y favorecedora.