Moda
¿De dónde procede la tradición de vestirse de blanco y rojo en San Fermín?
La típica vestimenta de las fiestas de la capital navarra tiene varios orígenes, en ellos, el santo que les da nombre
Los pamplonicas cuentan las horas para disfrutar de la que es su fiesta grande: San Fermín, considerada de Interés Turístico Nacional. Siete días quedan por delante de alegría, diversión y encierros que darán comienzo mañana con el tradicional chupinazo de las 12:00 en la plaza Consistorial.
El festejo continuará durante toda la semana con una agenda llena de toros, actividades, desfiles, música para todos los públicos y se prolongarán hasta el viernes 14 de abril, fecha en la que la Plaza Consistorial entonará la canción Pobre de mí para poner punto y final al festejo.
Hasta entonces, Pamplona estará teñida de rojo y blanco, los colores característicos del uniforme de Sanfermines. Ante la duda, el imprescindible es siempre el «pañuelico», que resulta clave para integrarse. Este atuendo se ha convertido con los años en un protagonista más de las fiestas, pero sus orígenes no son claros. La tradición de vestir así comenzó en los años 30, pero no se popularizó hasta los años 60.
Una de las principales teorías sobre la vestimenta apunta a los miembros de la Peña La Veleta como pioneros. Esta peña, fundada en 1931, estaba compuesta por socios de clase obrera que buscaban diferenciarse del resto de asociaciones, así que decidieron vestirse de con ropa blanca porque ésta era fácil de conseguir, muy económica y muy llamativa.
Otra teoría señala a los txistularis de Biarritz, los joteros o los pelotaris de los años 30 como las fuentes de inspiración. Todos ellos vestían de blanco, algo que los diferenciaba y a la vez unificaba. En Pamplona era frecuente asistir a actuaciones de txistuslaris y joteros, especialmente en el Teatro Gayarre, y ver partidos de pelota.
Sin embargo, para que el traje blanco represente verdaderamente el emblema de Pamplona se necesitan algunos accesorios en color rojo, que guarda mucho significado para sus ciudadanos. Por un lado, encontramos el pañuelo rojo, popularmente conocido como el «pañuelico», que tal y como dicta la tradición se debe anudar en el cuello minutos después de que se produzca el chupinazo y se debe llevar puesto hasta que suena la canción Pobre de mí con la que se pone punto y final a la celebración.
Se cree que la razón por la que empezó a usarse es justo en honor a San Fermín, patrono de Pamplona. La leyenda de este santo cuenta que murió degollado en Amiens (Francia) tras sufrir la persecución de los gobernadores romanos. El pañuelo rojo simbolizaría la sangre brotando del cuello de San Fermín. Además, este color es muy representativo de los pamploneses, pues coincide con el de la bandera de Navarra.
Enrollada a la cintura va la faja roja, usualmente acabada en flecos. La teoría generalizada es que su uso está inspirado en los trajes tradicionales de txistularis y joteros, que solían utilizar prendas similares. Que sea roja es por una cuestión puramente estética. Lo importante es que tenga 2,5 metros de largo y 12 centímetros de ancho, además de llevarla siempre anudada en el lado izquierdo.
Para terminar, a la ropa sanferminera también se le une el calzado típico de Pamplona en estas fechas: unas alpargatas de esparto con cintas rojas para atar en la pierna, que cada vez están más en desuso pero que muchos ciudadanos oriundos de la ciudad no se resisten a llevar.