Fundado en 1910

Lourdes Montes, en la Feria de Abril, a donde acudió junto a su marido Francisco RiveraGTRES

Moda

El verdadero origen del mantón de Manila y el motivo por el que se lleva en la Feria de Abril

La experta Verónica Durán explica de dónde proviene este bordado que hermanó a Asia, Hispanoamérica y España

Desde China a España pasando por México, el mantón de Manila recorrió miles de kilómetros en el legendario Galeón de Manila para convertirse en un «símbolo de poder que llega hasta nuestros días», explica en una entrevista Verónica Durán, autora del libro La ruta del mantón de Manila.

«Este libro reflexiona y expresa el feliz entendimiento entre Asia, Hispanoamérica y España, territorios hermanados en un bordado único con un carácter excepcional», explica Durán, experta y coleccionista de mantones de Manila.

Procedente del mercado de la seda de Macao y a través del gran puerto de las Filipinas, «el mantón chinés vino a echar amarras a España, previa parada en México», cuenta la colombiana Verónica Durán quien asegura que el mantón de Manila se ha convertido en seña de identidad cultura de España.

A su paso por todos estos lugares, «el mantón de Manila ha dejado una impronta brutal», añade la estudiosa de mantones, que recuerda que fueron las mexicanas las primeras en enamorarse de estas sedas bordadas minuciosamente, algunas con incrustaciones de nácar, que encargaban a China, según sus gustos en colores y patrones.

Asimismo, la artesanía local mexicana cayó rendida ante el refinamiento chino, con bordados de animales mitológicos, flores fabulosas o escenas palaciegas que mostraban un nuevo mundo. «Impactó en todas las artesanías mexicanas, entre ellas, en los huipiles de Puebla o Oaxaca».

«También ha dejado su sello en Guatemala y Perú», añade Durán que explica que en tierras peruanas hay todo un mito sobre las Tapadas de Lima: durante el virreinato del Perú, algunas mujeres limeñas se cubrían con rebozos, mantos, chales, mantillas y mantones de Manila.

«Se las conocía como las tapadas de Lima, jugaban con el mantón y dejaban ver solo uno de sus ojos para coquetear, lo utilizaban con picardía para hacer cosas que normalmente no podían hacer por su condición social. Su uso fue prohibido por considerarse un acto de rebeldía», cuenta.

En este libro, la autora presenta nuevas hipótesis sobre el mantón de Manila, entre ellas, que los judíos expulsados de España en 1492 que emigraron a Marruecos trasladaron a su nuevo hogar las antiguas costumbres y tradiciones que llevaban a cabo en España.

«Cabe suponer que algunas mujeres sefarditas siguieron la moda de España en la distancia, añadiendo al traje de berberisca el mantón de Manila», explica Durán mientras señala fotos en las que parecen estas mujeres engalanadas con esta pieza de origen chino.

En España, el mantón de Manila es protagonista en las artes escénicas, por ejemplo en el flamenco o la zarzuela como demuestra la pieza La verbena de la Paloma: «¿Dónde vas con mantón de Manila? ¿Dónde vas con vestido chiné?' (...)».

Además también está muy presente en la indumentaria tradicional como es el traje de chulapa o el de flamenca y en las festividades locales, bien en balcones, ferias, procesiones, verbenas o carnavales, «así como en las corridas de toros en donde aún hoy se siguen colgando sobre los tendidos».

El mantón ha sido inmortalizado por pintores españoles, mexicanos o filipinos, entre ellos, Joaquín Sorolla, Anglada Camarasa, Ramón Casas, Cabral Bejarano, Romero de Torres, Saturnino Herrán, Juan Luna o Ignacio Zuloaga.

Verónica Durán, experta y coleccionista de mantones de ManilaEFE

A través de los siglos, el mantón ha evolucionado. «Ha cambiado su tamaño, tipo de seda y, además se le ha añadido los flecos, una aportación española», recuerda Durán quien asegura que es posible fechar un mantón por sus diseños, pero es imposible saber exactamente cuándo y dónde se bordó.

Hay distintos estilos de mantones de Manila. «La estudiosa Caroline Stone los cataloga por años, pero yo prefiero por estilos, bien por los bordados de cestos florales o los de vistosas flores, lucidos por las cigarreras, la más famosa, la protagonista de la ópera Carmen, la de Merimée».

Su pasión por estas piezas, también le ha llevado a montar, en colaboración con la Comunidad de Madrid, una exposición en Casa de América que se inaugurará el 29 de abril, además de replicar sus propios mantones en tamaño pañuelo que comercializa a través de su firma Silkrut.

Así se luce en la Feria de Abril

Dicen algunos que fueron las cigarreras sevillanas de la Real Fábrica de Tabaco las que pusieron de moda el mantón de Manila… Esta pieza típica española ha sido y es uno de los motivos protagonistas de fiestas populares, ornamentos decorativos, cartelería popular, letrillas postales y cuadros. Elemento por excelencia del flamenco, que ha dado la vuelta al mundo gracias a las bailaoras que lo utilizaban como parte de su espectáculo visual.

Solo hace falta pisar el Real de la Feria de Sevilla para darse cuenta de la importancia que tiene en la cultura y tradición andaluza, pues, a pesar de las modas, es uno de los complementos más importantes del traje de flamenca en su versión de «mantoncillo». Con algunos vaivenes, la exquisita perfección de los bordados, el enrejado que flanquea el tejido de seda, el colorido y sus preciosas composiciones han permitido que este complemento sobreviva a lo largo de los siglos, siendo un máximo exponente de estilo en la Feria de Abril con el típico traje de flamenca.