Siete claves de estilo de Ana de Inglaterra

La única hija de la Reina Isabel II de Inglaterra y del hombre más apuesto del siglo XX, el Príncipe Felipe de Edimburgo, es la Princesa Ana de Inglaterra, una mujer activa, trabajadora y entregada a las labores de la monarquía. Su curioso estilo, entre Mary Poppins y la señorita Rottenmeier, no destaca solo por su entrega a la monarquía sino por un perfil que recuerda al personaje de comic español Doña Urraca creado por Jorge: señora mayor, flaca a rabiar, rápida, de mala milk, con napia prominente y «dentuda». Pero no siempre fue así su imagen. Repasamos algunas claves de su marcado estilo personal.

Desde que nació fue la niña de los ojos de su padre, el príncipe Felipe de Edimburgo, que veía como ella se le parecía tanto en sus ojos, como en su pelo rubio, su dinamismo y valentía. Ana, fea de niña y fea de mayor, fue extremadamente atractiva de joven, con una melena potente, una cara con personalidad y muy buen tipo. Además de eso, Ana se ponía el mundo por montera, como su padre, y en una época de mil limitaciones a la hora de salir por la noche, no escatimaba en planes locos, en fines de semana de aventuras y en romances de club hípico.

1. Recicladora. Ana del Reino Unido, que ostenta desde 1987 el título de princesa real, es austera y currante, recicla, es ecologista a su manera y no se anda con tonterías. Con unos 500 actos por año, necesita un guardarropa variado, pero, al igual que su madre y su abuela, retoca y reutiliza prendas de hace casi medio siglo. En esto, se adelantó varias décadas a Kate Middleton o a Doña Letizia, por ejemplo.

2. Avanzada. En su juventud, cuando los vestidos eran de rigor, Ana de Inglaterra ya utilizaba pantalones con frecuencia. De joven, en mono de combate estaba sexy con el atuendo; En sus jornadas hípicas e incluso en las Olimpiadas de Montreal en 1976, lucía tan atlética como ahora, que ha tenido un accidente a caballo. Incluso en los funerales de su madre, Ana escogió un uniforme masculino para velar su cadáver en público junto a sus hermanos. No extrañó.

3. Melenón. Desde sus 15 años, dejó su pelo largo y voluminoso crecer. Sus mechas, sus coletas altas y su magnífica melena suelta, hicieron las delicias de la prensa, de sus admiradores e incluso de Andrew Parker Bowles, uno de sus novios mientras Camilla hacía doblete con su hermano Carlos. Nunca antes ni después, quizás hasta Leonor de España, se ha tenido tanto poderío y soltura «capilar».

4. Sus pañuelos. Joven y mayor, siempre ha utilizado pañuelos, tanto si era sobre su melena rubia como si era enmarcando alguna coleta, llamaba la atención en una época en la que las chicas jóvenes no hacían tanto uso de este accesorio. Desde hace años, utiliza los pañuelos y bolsos de su madre y su abuela, anudando los carrés con frecuencia en su cuello a modo de fular masculino.

5. El «chignon». Desde el final de su matrimonio con Mark Philips, la princesa Ana tomó para su peinado una opción más cómoda. En el más puro estilo de las hijas de la reina Victoria, copió el «moño» alto e inflado familiar, que llevaron en su día tanto la princesa Beatriz como su hija, la Reina Victoria Eugenia de España. Y con ello se quedó, llueva, truene o nieve. Salvo su madre, la Reina Isabel de Inglaterra, y nuestra Reina Sofía, pocas royals han tenido un estilismo capilar más significativo y reconocible.

6. Proteccionista. Ana de Inglaterra preside la Asociación del Textil y la Moda del Reino Unido, ha acudido a la semana de la moda de Londres para entregar un premio y presume de vestir jerseys, zapatos, botas, sombreros y atuendos hechos en el Reino Unido, retocando con sus modistas caseras las pocas prendas que necesitan arreglo.

7. Pintoresca. La princesa Ana anda con las piernas a los lados, cual si se hubiese caído del caballo segundos antes; utiliza sombreros históricos pintorescos que bordean lo ridículo, retoma bolsos y accesorios familiares que no siempre le favorecen y tiene un muy particular sentido de la estética, tan peculiar que se podría decir que parece más bien salida de un cuento de los años 40. Por unos y otros motivos, nos parece un personaje entretenido, curioso y único en su género.