¿Cuándo comenzaron a existir el zapato izquierdo y el derecho?

Durante miles de años, el calzado humano fue muy básico, ofreciendo una leve protección para la suela del pie al caminar. En Egipto y en otras zonas cálidas, se trataba de meras sandalias hechas en cuerda. En los climas menos cálidos se desarrolló una especie de mocasín, una piel que rodeaba al pié con costuras superiores. Pero en cualquier caso, no ha sido hasta hace menos de doscientos años cuando los pares de zapatos han comenzado a tener un pié derecho y uno izquierdo.

Con la evolución de las sociedades, el calzado comenzó a adquirir funciones diversas, tanto de ceremonia como para indicar rango social. En la Edad Media, unos mocasines de punta extremadamente larga que podemos recordar de los dibujos de los cuentos antiguos, se convirtieron el los reyes del mambo. Indicaban una alta posición social, ya que era imposible trabajar en el campo con ellos o andar con prisas. Con el tiempo, por su peligrosidad tanto para el que los llevaba como para el de enfrente, desaparecieron.

Los chapines fueron el precursor de las plataformas y los persas comenzaron a usar tacón para facilitar la monta de caballos, utilizando el saliente como tope del estribo. Se crearon leyes suntuarias para evitar que los campesinos emulasen a los señores, si bien el calzado era rústico y poco cómodo. Los tacones rojos de Luís XIV eran la señal de la aristocracia francesa para indicar que no entraban en el barro ni de casualidad y marcar así una distancia social con el resto de la población.

Pero en general, desde 15 siglos antes de Cristo en Egipto hasta la mitad del siglo XIX, ambos zapatos, izquierdo y derecho, eran idénticos, para facilitar su manufactura. Aunque ya había zapateros, estos se guardaban muy mucho de pasar las medidas a sus clientes para evitar perderlos en favor de otro artesano. Pero, estaba claro, que cada pié necesitaba una forma distinta para ser cómodo e incluso bonito. No hay más que recordar alguna imagen de Lina Morgan en sus divertidas obras de teatro, para comprobar lo mal que quedan los zapatos a la inversa o simplemente rectos.

Con la llegada de las máquinas de coser entorno a 1850, esta situación cambió y los más acomodados comenzaron a vestir zapatos hechos para cada pie. En Francia e Italia se desarrollaron máquinas ideadas exactamente para la costura del cuero y para el trabajo de suelas y tacones. La competencia aumentó y comenzó a generalizarse el uso de un pié izquierdo y derecho en el calzado. Esto comenzó a convertirse en el gran negocio que sigue siendo.

En 1875, Charles Goodyear inventó una máquina que permitía poner suelas hechas de goma vulcanizada, algo que mejoró la resistencia y comodidad de los zapatos. Y ya nunca más se discutió el tema de vender pares de zapatos con simetría inversa, si bien lo sofisticado comenzó a ser que fuesen cómodos y, más tarde, hacérselos a medida en todos los sentidos.

Esto no quita que algunas alpargatas hechas en países del tercer mundo sigan vendiéndose con dos zapatos idénticos o que en algunos lugares del mundo, aún se recurra a esta solución si se hacen en tribus aisladas. Los problemas de salud del pie mejoraron, si bien con la belleza extrema del zapato comenzaron otros nuevos. Los tacones excesivos, las suelas mal compensadas y los modelos hechos en falso cuero, proporcionan grandes problemas aún hoy en día. Los problemas, si no los tenemos, nos los buscamos.