Gastronomía
Cuando en India se comía carne (y mucha)
Todas las civilizaciones viven en un momento u otro cambios trascendentales. Y estos cambios afectan a su alimentación de forma significativa, casi en primera instancia, porque la vida cotidiana es lo primero que se ve afectada
Ocurrió hace cinco mil años, en el 3300 a.C. Después del gran cambio neolítico, en el valle del Indo, desde el actual noreste de India hacia Pakistán, nacía la cultura Harappa. Con ciudades que ha mitificado la leyenda, como Mohenjo-Daro y la propia Harappa, y que fueron las más exitosas de todas las antiguas culturas fluviales, y sobre todo, las más prolongada en el tiempo. Ya entonces había monzones, para los interesados en los cambios del clima, así que tenían temporadas de lluvia torrencial y otras secas radicalmente opuestas entre sí, lo que provocó un feliz aprendizaje sobre las posibilidades de cultivo, recogida de aguas y aprovechamiento de los recursos.
Crearon una cultura urbana con calles de trazado en damero, ordenadas y limpias; dotadas de alcantarillado, acopio de aguas (había que aprovechar los monzones) y sobre todo un dinamismo agrícola, ganadero y comercial muy potente. Así que eran ciudades con casas y zonas privadas, con lugares públicos e incluso dotadas de baños y espacios amplios para la llegada y partida de caravanas comerciales. Comercio que por cierto, tenía mucha relación con el intercambio de productos agroalimentarios.
Las casas disponían de zonas para cocinar, actividad que realizaban en artefactos cerámicos de gran calidad y variedad, incluso algunas de sus vajillas, recipientes y tazas se destinaban a la exportación. Así que, como consecuencia de la disposición de tanta riqueza, las ciudades disponían de graneros públicos y se conservaban trigo, cebada y legumbres en ánforas cerámicas de gran calidad. El arroz como base de su alimentación llegaría siglos más tarde, aunque ya se empleaba en pequeñas cantidades.
Las extensas costas fluviales proporcionaban abundante pescado y marisco, que consumían cotidianamente. Y los pastos proveían abundantes rebaños de animales, en especial de búfalos de agua, cerdos, ovejas y cabras, pastoreados con ayuda de perros, ya domesticados en esta fase temprana, proporcionando a la población una nutritiva y variada base alimentaria. La cultura Harappa vivió uno de los innumerables cambios climáticos de la historia, que provocó su declive y desaparición, ya que su base alimentaria se vio severamente afectada, lo que se convirtió en el factor fundamental para su colapso.
Los prejuicios contra el consumo de carne llegaron mucho más tarde, y el jainismo, que proclamó el vegetarianismo, impulsó el no consumo de las vacas, reforzándose después con la aparición del budismo (s. VI a.C.). En la actualidad las vacas solamente proporcionan leche y abono, pero hay más de 150 millones de estos animales sin mayor aprovechamiento, lo que también es causa de innumerables problemas. Hoy, los hindúes, el 80 % de la población, consumen carne, y solamente un pequeña fracción de los indios de la casta superior son vegetarianos, aproximadamente un 20 % de la población.