Huesos de santo: el origen del tradicional dulce del Día de Todos los Santos

Este viernes, 1 de noviembre, es festivo en España por la celebración del Día de Todos los Santos, una festividad en la que las familias más creyentes van a la iglesia y visitan los cementerios para dejar flores y velas sobre las lápidas o los nichos de sus seres queridos. Una forma de homenajearlos y tenerlos presentes de una forma especial.

Y aunque esta es la principal tradición del Día de Todos los Santos, lo cierto es que a esta fecha también se asocian otras, como la de comer los famosos huesos de santo, un dulce típico que posee una arraigada tradición en España. Pero, ¿de dónde vienen los huesos de santo?

El origen de los huesos de santo

Aunque con esta receta, sobre el origen cierto de esta receta, como de muchas otras de la gastronomía española, poco se sabe, se cree que su creación data del siglo XVII, cuando un monje benedictino de Valencia ideó este manjar en homenaje a los difuntos.

Tiene una forma cilíndrica, lo que recuerda precisamente a un hueso y, su relleno blanco, semejante a la médula, no es coincidencia, como explican desde la pastelería La Mallorquina: «Se dice que esta representación se diseñó para rendir tributo a aquellos que ya no están entre nosotros, simbolizando la idea de que, si bien la carne perece, el alma (o el 'hueso') perdura».

La receta de los huesos de santo

Estos deliciosos postres están hechos de mazapán y rellenos de yema de huevo dulce.

Para preparar el mazapán hay que seguir los siguientes pasos:

1. En una cacerola, mezcla el azúcar y el agua y caliéntalo a fuego medio hasta que se forme un almíbar espeso (unos 115 °C si tienes un termómetro de azúcar).
2. Añade la almendra molida al almíbar y mezcla bien hasta que se forme una masa espesa.
3. Retira del fuego y deja enfriar un poco. Luego, amasa hasta que quede una pasta homogénea. Envuelve la masa en papel film y déjala reposar en la nevera por 1 hora.

Continuando con el relleno de yema:

1. En otra cacerola, mezcla el azúcar y el agua y calienta a fuego medio hasta obtener un almíbar ligero.
2. Mientras tanto, bate las yemas de huevo.
3. Vierte el almíbar caliente sobre las yemas en forma de hilo, removiendo constantemente para evitar que se cuajen.
4. Vuelve a poner la mezcla en el fuego bajo y remueve hasta que espese y tenga la consistencia de una crema. Deja enfriar completamente.

Y para montar el tradicional hueso:

1. Saca la masa de mazapán del frigorífico y estírala con un rodillo hasta que quede de unos 3-4 mm de grosor.
2. Corta la masa en rectángulos de aproximadamente 6x3 cm.
3. Enrolla cada rectángulo de masa sobre un palillo o tubo pequeño para crear un cilindro. Junta los bordes para que se mantengan cerrados.
4. Rellena cada cilindro de mazapán con la crema de yema usando una manga pastelera.

En caso de que desees añadir glaseado a tu receta, mezcla el azúcar glas con un poco de agua hasta obtener una consistencia espesa, pero que se pueda verter. Finalmente, baña los huesos de santo con el glaseado uy deja que se seque antes de servirlos.