Mesón Los Picos, exhibición perfecta de sabor y originalidad

De cuando en cuando, me gusta viajar por la Comunidad de Madrid, lejos de la capital, en esa comunidad que va creciendo por los cuatro puntos cardinales de su geografía gastronómica. Y es que, aunque la gran ciudad es absorbente, hay otros lugares que está pidiendo a gritos atención preferente. Ahí tenemos, por ejemplo, a Móstoles, un núcleo urbano en evolución permanente, que está logrando abrirse un hueco en el mapa variopinto de la gastronomía típicamente madrileña.

Hace unos días, esta panda de locos que formamos el equipo de Deportes COPE decidimos convertir los deseos en locura. En el 2021 no pudimos celebrar la comida de Navidad por imperativos de la Ligas de fútbol y también, todo hay que decirlo, por las veleidades horarias de Tebas. Y en un ataque de compañerismo desmedido, decidimos que esa comida había que celebrarla, con villancicos o sin ellos. Era un 31 de mayo a pleno sol casi de verano.

Y esta pandilla de enamorados de la tradición navideña, nos fuimos a Móstoles a poner en pie de cariño nuestra comida más querida. Elegimos un mesón de auténtica raigambre culinaria, el Mesón Los Picos, entre otras razones porque son familia directa de nuestro generador de ideas Germán Mansilla. No os equivocamos. Disfrutamos de una velada inolvidable, de una comida muy sabrosa y de un ambiente que solo pueden crear los amigos que se quieren de verdad.

El Mesón Los Picos nació como Los picos de Europa allá por el año 1975, cuando Felipe y Eusebia se liaron la manta a la cabeza e iniciaron su andadura gastronómica. Luego, con el paso de los años, se convirtió en Mesón Los Picos, que regentaron los descendientes del equipo fundador. Y es en los albores del año 2000 cuando el mesón se decide a romper con el pasado y a crear, en el cogollo de Móstoles, un restaurante ejemplar, en el que la cocina de calidad y el estilo del personal reinan sobre todo lo demás.

Entre Julio, Eusebio, Nico y el resto del equipo han logrado hacerse un hueco muy importante en el Sur de los sabores madrileños de verdad. Les voy a contar lo que nosotros elegimos para nuestra cena de Navidad. Un entrante a base de torreznos, pero qué torreznos. Hacía tiempo que no disfrutaba tanto de algo tan nuestro como este plato. Luego, un paté de pato excelso. No es fácil encontrar patés de esa categoría en establecimientos normales.

Y la gran sorpresa vino después. Aparecieron los jefes del mesón con dos cochinillos asados enteros, impresionantes, y dos cabritos, también asados enteros, que nos dejaron estupefactos. Nunca había visto algo así, tan espectacular. Y lo mejor vino después cuando los saboreamos en su jugo, en una exhibición perfecta de sabor y originalidad que tardaremos en olvidar. Tienen una carta muy apetecible, pero quiero recomendarles esas especialidades con la seguridad de que se van a chupar los dedos, aunque no esté bien visto. Díganle que van de parte de una pandilla de locos de la radio y el deporte que celebraron su Comida de navidad en ese lugar de ensueño un 31 de mayo.