El Pirata, el sancta sanctorum de las noches coruñesas
Situado en el centro neurálgico de la movida nocturna y regentado por el gran Manolo Arias, un mago de la coctelería y los copazos desde 1978
Cerca de La Coruña, por caminos bellísimos de playa y puentes, está Santa Cristina, un lugar con personalidad propia en el mundo del ocio y la diversión de la gran ciudad. Ha sido, desde siempre, visita obligada para los coruñeses con ganas de pasarlo bien. Uno de mis mejores amigos en aquellas tierras benditas, Manolo Roca, fue uno de los impulsores de esa Santa Cristina bullanguera, discotequera y feliz, que ha ido perdiendo vigencia con los años, debido, en gran parte, a las campañas de control de alcoholemia de la DGT.
Las noches de ahora ya no son las de antes y eso se nota en el devenir económico de este enclave coruñés, que puede presumir, además, de tener una de las playas más bellas de la zona. Parece que, últimamente, Santa Cristina está recuperándose poco a poco y que intenta situarse otra vez en el mapa festivo de La Coruña y su comarca. Nuevos restaurantes, bares de copas, discotecas que no han muerto del todo, algunas casas de comidas de toda la vida se han propuesto devolver a la divertida Santa Cristina el esplendor de antaño. Ojalá lo consigan.
Uno de los locales mágicos de Santa Cristina es El Pirata, un bar situado en el centro neurálgico de la movida nocturna, regentado por el gran Manolo Arias, un mago de la coctelería y los copazos desde 1978. Allí va el todo Coruña a disfrutar de los mejores cócteles de la zona y a pasar unas horas de la mejor manera posible, rodeado de buena gente y con la compañía de una de las maravillas cocteleras que prepara El Pirata. Cuando apareció la crisis y todos los problemas cayeron sobre Santa Cristina, sus amigos le sugerimos a Manolo que se trasladase a un nuevo local en el casco urbano de La Coruña, pero él se mantuvo en sus trece y ha seguido en el lugar de siempre, sobrevolando la crisis con su eterna sonrisa y sus ganas de vivir.
Los daikiris, las margaritas, los manhattan, los San Francisco, los mojitos, en definitiva, todos los combinados de Manolo son de primerísima categoría. No es extraño, por tanto, que El Pirata se haya convertido en el Sancta sanctorum de las noches coruñesas. Me gusta ir cada verano a darle un abrazo y a probar sus novedades. El local no es muy grande y a la gente le gusta estar en la barra, pero en la parte de atrás tiene una zona para disfrutar cómodamente en pandilla de todo lo bueno que ofrece este lugar.
En esta humilde columna acostumbro a recomendar sitios donde comer cosas ricas, pero por una vez permitidme que haga una excepción y os recomiende este lugar de buen beber y buen vivir. Tenéis que visitar La Coruña alguna vez. Recordad que allí, en Santa Cristina, está Manolo, el del Pirata, esperándoos con su mejor sonrisa y con los mejores cócteles del mundo. Y, por cierto, hasta tiene uno con mi nombre. Probadlo, ¡está buenísimo!