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Nos reuníamos a media mañana con un vermut inicial de brindis mañanero

Vete de mi parte

La Casa del abuelo, el Madrid más puro y auténtico

Los langostinos a la plancha, los calamares, los camarones al ajillo y todo ese variopinto menú madrileño la han convertido en un templo de la pureza gastronómica de Madrid

Desde hace algunos años, con motivo de la Navidad, organizo lo que he dado en llamar La juerga navideña, que consiste en reunir a un grupo de amigos unidos por la radio y los recuerdos y realizar un viaje por el Madrid más puro y auténtico cantando villancicos y viviendo intensamente la llegada de la fiesta más hermosa del año.

Para ello, aparte del Grupo de amigos, cuento con la colaboración de un mariachi y algunos componentes de una tuna que dirige mi amigo Quique Bustos `Jeringas´. Siento escalofríos de emoción al recordar estas juergas, en las que predomina el buen humor y las ganas de vivir. Todo comenzó cuando se me ocurrió invitar a una comida navideña al equipo de mi programa de radio de entonces, Hoy por hoy Madrid entre los que estaban Yolanda Flores, Toni Martínez, Paco Barrero, Eduardo Morena, Antonio Fernández y Rafael Herrero Mingorance.

Pepe Domingo Castaño

Este último era uno de esos personajes legendarios del cronicón madrileño con una amplísima lista de publicaciones en las que el Madrid de verdad era su gran objetivo. Luego, con el paso de los años, algunos marcharon para siempre –nunca los olvidaremos– y se fueron incorporando algunos invitados más hasta formar un equipo compacto que cada 22 de diciembre se liaba la Navidad a la cabeza y salía a la calle a comerse Madrid a golpe de villancicos y felicidad.

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Todo comenzaba en un lugar mítico de ese Madrid ideal de Rafael Herrero Mingorance, La casa del abuelo de la calle Victoria, la calle más madrileña y castiza del mundo. Allí nos reuníamos a media mañana con un vermut inicial de brindis mañanero. Luego, era el vino dulce típico del Abuelo el que levantaba el ánimo y explosionaba en los primeros villancicos a golpe de tuna y mariachi. Las famosas gambas de Abuelo iban de mesa en mesa, al ajillo o en gabardina, alimentando nuestro deseo de juerga y de alegría.

Cuando ya avanzaba la mañana y los cuerpos pedían cambio de tercio, empezábamos con las croquetas, también especialidad de la casa, los langostinos a la plancha, los calamares, los camarones al ajillo y todo ese variopinto menú madrileño que ha hecho del Abuelo un templo de la pureza gastronómica de Madrid.

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Luego, nos íbamos, calle Victoria abajo, hasta La Ría, donde sirven los mejores mejillones de Madrid. Es parada obligada para saludar a los dueños y hacer el segundo brindis festivo de la mañana. Nuestro camino nos lleva después a la Plaza Mayor, a la Torre del oro, ese increíble bar de sabor andaluz que tiene el privilegio de ser uno de los más divertidos y sonoros de la capital.

El itinerario de la juerga se completa en Casa Lucio, donde el mariachi le dedica sus mejores canciones al gran Lucio Blázquez entre brindis y alborozo de la clientela del restaurante. Y, como punto final de este periplo festivo, recalamos en El ñeru de la calle Bordadores para brindar con sidra en un asturiano de categoría por un día lleno de amistad, de canciones, de villancicos, de vida y, sobre todo, de Navidad.

Así termina una historia navideña vivida por un grupo de amigos unidos por la radio y por el amor a Madrid, que empieza cada año en La casa del abuelo. Y se va por la capital de España a sentir la Navidad como hay que sentirla, en la calle, cantando villancicos y con amigos de toda la vida. Prueben a hacer el recorrido alguna vez y ya me contarán. Y no olviden empezar siempre en El abuelo.

La casa del abuelo

Calle Victoria, 12
​28012 – Madrid
​Tfno. 910 00 01 33