El Chef Judicial
El restaurante japonés del que todos hablan en Sevilla
Kinu da rienda suelta a la creatividad, respetando la memoria gustativa de las recetas niponas sin olvidar la raíces andaluzas
En pleno centro de Sevilla a escasos metros de la Giralda, acariciada por el sol del otoño sevillano encontramos una barra gastronómica nipona de altos vuelos. La primera barra omakase de Sevilla girando en torno al sushi elaborado de manera tradicional y pura. Una sala ubicada en el número 11 de la calle Miguel Mañara para dar rienda suelta a la creatividad, respetando la memoria gustativa de las recetas niponas sin olvidar la raíces andaluzas. Una carta de crudos y calientes para gravitar en torno a la calidad de la materia prima como seña de identidad.
El viaje Omakase comienza con un «Nama Kaki» compuesto con magníficas ostras con salsa ponzu y cebollino. Elegancia en el «Ebi Tartar» para un pase limpio y adictivo con un tartar de gamba blanca que se sirve con salsa miso blanco. La selección de crudos continúa con un «Kanpachi Zukuri» elaborado con pez de limón en finas lonchas de daikon (rábano japonés) con vinagreta de «Yuzu Kosho». Motivos japoneses en el restaurante transportándonos a una atmósfera nipona que se engalana con el «Magurozuke No Akasosu» elaborado con lomo de atún encurtido en soja y yema de huevo con salsa Kinu roja. Materia prima gaditana y técnicas japonesas para un plato superlativo. Aires de Cádiz que continúan con el sabor infinito del «Otoro Tataki» de ventresca de atún servida con wasabi fresco y sal. Culminando los primeros compases un «Shari To Nori» arroz japonés con alga nori a acompañar con los excelentes crudos.
«30.000 Maravedíes» para un tinto de 2020 de Bodegas Marañones, vino de Madrid con un 90 por ciento garnacha y 10 por ciento morenillo. Luciendo un precioso vestido traslúcido lleno de sutileza y frescor. Brindando en nariz aromas a grosellas y frambuesas con notas de caramelo de fresa y nata, laurel y piel de mandarina para la esencia del mejor garnacha. Un vino fresco y goloso, pulido en botella repleto de mineralidad y bastante redondo. Uvas destinadas a barricas de roble francés que se envejecen durante ocho meses sobre lías en las barricas para afinarse reposando dos meses más en madera. Un tinto fresco de gran equilibrio con un final largo y envolvente para destapar en nuestra boca abundancia a fruta roja madura y especias.
Tinto que da paso a los «Atatakai Ryori» o delicias calientes niponas que empieza con un «Kinoko» elaborado con setas a la brasa con sala de miso blanco y aonori. La excelencia de la carne japonesa se abre con un «Gyudon» para regalarnos un «Wagyu» de Kagoshima a baja temperatura que se servirá con setas shitake, arroz, yema de huevo y aonori. Puro sabor en una textura imperial del Wagyu que adquiere melosidad con la yema de huevo para elevar al infinito este producto gourmet de Japón, la carne más exquisita, elegancia en la textura de cada uno de sus lomos y sabor intenso que engalana el paladar.
Un placer que se disfrutará también en forma de tataki con esta ternera majestuosa de Kagoshima acompañada de wasabi fresco. Un «Karaage Kinu Style» para el tradicional pollo frito crujiente que en este restaurante se reviste con «caviar attilus» dotándole de salinidad natural. Tradiciones en forma de «Tamago Sando» para un sándwich japonés elaborado con huevo y gamba, con mayonesa Kewpie y mostaza recubierto de «caviar attilus». Un «Kanpachi Kabayaki» elaborado con pez limón marinado en salsa de soja reducida para guiños cálidos y suave gusto pondrá la guinda a las delicias templadas de Kinu.
La sinfonía de sushis se presenta aliñada con wasabi fresco y soja, encontrando una melodía de «Negitoro Hosomaki» maravillosa composición de atún toro madurado con cebollino picado a la minute. La materia prima enarbola una bandera de excelente calidad para brindar un atún imperial en el máximo esplendor de los tesoros de la costa gaditana, continuando con un «Maguro Maki» formado por Akami y Otoro madurados con takuan (tradicional encurtido japonés hecho de rábano daikon) y cebolleta o los nigiris de atún complementan una sinfonía de un menú que podrán disfrutar en mesas individuales rodeados de motivos japoneses o en la excelente barra de la entrada, que sirve de alfombra perfecta a los suhis y nigiris preparados al momento delante del comensal.
Culmen de dulces japoneses que se presentan con un «Gateau» o tarta de chocolate con un toque de miso oscuro o a través del Aisu elaborado con helado de té genmaicha. Cumbre perfecta para un restaurante japonés que establece la primera barra Omakase de la ciudad de Sevilla, saliendo a hombros por «la Puerta del Príncipe» gracias a sabores cuidados, a las recetas tradicionales y al maravilloso producto de las costas de Cádiz.