Fundado en 1910

Pepe Morán regenta el restaurante De La Riva

El restaurante De la Riva, premiado como templo de la sobremesa

Pepe Morán regenta este templo gastronómico de Madrid fundado en 1932, donde se sirven guisos y platos caseros muy bien hechos

En el restaurante de Pepe Morán se respira tradición, cercanía y el aroma de los guisos que se cocinan a fuego lento. Durante el servicio de comidas, los camareros y el propio Pepe canturrean una carta, que no se imprime y cambia constantemente. Enormes botellas de vino de 27 litros se descorchan mientras los comensales charlan. Cuando se acaban los postres, no hay prisa por pasar el datáfono porque empieza la sobremesa, un momento sacro para esta casa de comidas. Aparecen entonces los gin tonics, la conversación pausada y una atmósfera tranquila y amigable, pensada para disfrutar despacio, conscientemente.

Este servicio le ha valido al restaurante De la Riva, en la calle Cochabamba de Madrid, ser elegido como el nuevo Templo de la Sobremesa, un galardón entregado por Host, el congreso de Basque Culinary Center, celebrado el lunes en San Sebastián y patrocinado por Schweppes.

Este establecimiento fue fundado en 1932 por Obdulia y Paulino. Los guisos de la mujer y la buena atención del hombre en la barra convencieron a un creciente número de trabajadores de la zona, que encontraban en el lugar guisos y platos caseros muy bien hechos, a precios razonables, y un espacio para descansar un poco y jugar al mus o charlar con los compañeros antes de regresar al trabajo. Con los años, el perfil del cliente fue cambiando y lo hizo también el dueño, Pepe Morán. Pero siempre se respetó el sagrado momento de la sobremesa.

Hoy en día, Pepe no abre el restaurante nunca de noche, precisamente, para que los comensales se puedan quedar todo el tiempo que quieran a jugar a las cartas, hablar y disfrutar de un gin tonic muy bien preparado. Pepe, por cierto, es un enamorado de la bici; siempre usa este medio de transporte, al igual que Emilio Bolsico, uno de sus camareros, al que le paga el kilometraje por tener esta visión sostenible.

Pepe Morán

«Es un orgullo que Schweppes considere nuestro restaurante como un templo de la sobremesa porque siempre hemos apostado por cultivar y cuidar este momento. De la Riva es un negocio y, como tal, queremos ganar dinero, pero no vamos a hacerlo a costa del bienestar de nuestra clientela, que viene a De la Riva por la comida, que es excelente, pero también porque les ofrecemos nuestra casa y hacemos que se sientan en la suya», declara Pepe Morán.

«Cuando terminan de comer, aquí seguimos cuidándolos, atendiéndolos y, por supuesto, preparamos unos gin tonics excelentes, y otros combinados, porque la carta líquida es fundamental. Pero la idea es disfrutar con sosiego, con calma, olvidarnos de la prisa y del reloj, que bastante lo miramos el resto del tiempo. La sobremesa que tenemos aquí es algo único en el mundo, es un momento de comunión y cercanía que tenemos que proteger y fomentar, y la hostelería tiene que darse cuenta de que, además, ofrece muchísimas posibilidades».

El auge del gin tonic

Uno de los momentos más interesantes del congreso Host fue, precisamente, la sobremesa que ofreció Schweppes después de la comida. Los más de 200 asistentes pudieron disfrutar, al término de la comida, de una agradable charla entre Marc Álvarez, parte del equipo de emblemáticos bartenders que colabora con la marca, y Adela Balderas, profesora de Basque Culinary Center, una de las grandes expertas en Marketing del país. El escenario del auditorio se convirtió en un cuidado comedor donde los mixólogos prepararon gin tonics y cócteles para que los asistentes pudieran sumergirse en una sobremesa tal y como la concibe la marca: un espacio adulto para disfrutar con calma y plenitud en el que el tiempo parece detenerse.