Fundado en 1910

Salón Isabelino de Lhardy

El histórico restaurante de Madrid donde los políticos y los Reyes toman solomillo Wellington

Lhardy mantiene el ambiente aristocrático del siglo XIX con una propuesta gastronómica renovada, en pleno centro de la capital

en 1839, Madrid era Corte de la Reina Gobernadora, se estrechó el abrazo de Vergara, entre Espartero y Maroto, y abría sus puertas Lhardy. Ubicado en la carrera de San Jerónimo, es uno de los restaurantes que mejor ha sabido mantener el ambiente cortesano y aristocrático del siglo XIX, al mismo tiempo que las mejores fórmulas de la cocina europea.

Al cruzar su icónica puerta y subir a la primer planta, llaman la atención sus lámparas que evocan la etiqueta y solemnidad del romanticismo, y sus manteles blancos impolutos, algo que por desgracia escasea hoy en la mayoría de restaurantes, en aras de una modernidad mal entendida.

«No se puede concebir Madrid sin Lhardy», dejó escrito Azorín, una frase que aparece hoy impresa en las cartas. Mantienen la misma esencia y filosofía que en sus orígenes, pero experimentando una nueva etapa inspirada en la cocina clásica, en la que se ha hecho una minuciosa revisión de las recetas legendarias.

El comensal de Lhardy inicia su viaje con el famoso consomé con un toque de palo cortado, con 48 horas de elaboración o su famosa croqueta de cocido. Entre los platos icónicos, sobresalen el solomillo Wellington con patatas a la inglesa, cuya cobertura de hojaldre es completamente artesana, el foie del Ampurdán en escabeche o la perdiz con pamplinas.

Consomé de Lhardy

Solomillo Wellington con patatas a la inglesa

En 2021, el restaurante pasaba a manos del Grupo Pescaderías Coruñesas, propiedad de la familia García Azpiroz y dueño de los restaurantes O'Pazo, El Pescador, Filandón o el más reciente Desde 1911. Aportaron sus propias creaciones como el salpicón de bogavante gallego o las almejas de Carril a la sartén con Palo Cortado; e incluso una combinación entre las dos casas, con ejemplos como el salmón ahumado de Pescaderías Coruñesas con huevo hilado de Lhardy, el lenguado Evaristo al champagne o la lubina salvaje Buenavista, la icónica elaboración del siglo XIX donde se presenta el pescado en frío, una singularidad que realza sabor, textura y atractivo visual.

Lenguado Evaristo

Por último, la carta dulce brilla por postres como el mítico Soufflé de Lhardy, de manera artesanal desde el bizcocho a la nata, pasando por el helado.

La historia escrita en sus salones

Entre los comedores de Lhardy, el que guarda más secretos de la historia de España es el Salón Japonés, donde se desarrollaron toda suerte de conspiraciones y conciliábulos. Fue el rincón preferido del general Primo de Rivera para reuniones reservadas de ministros y personalidades de la Dictadura y, por contraste, aquí se decidió el nombramiento de Alcalá Zamora como presidente de la República.

Uno de los salones de Lhardy

Lhardy también es lugar de reyes. Han tenido el honor de servir a Alfonso XII, Alfonso XIII, Don Juan y Doña Mercedes, que cuando ya no podía caminar, la subían los camareros sentada en una silla, a la Reina Sofía, el Rey Felipe o la Infanta Elena.

Se han dejado ver en distintas épocas figuras ilustres de la cultura como Federico García Lorca, Benito Pérez Galdós, Ramón Gómez de la Serna, Ortega y Gasset o Jacinto Benavente.

En la actualidad, siguen acudiendo, muchos rostros conocido y políticos, por su cercanía con el Congreso. Fieles a la discreción, prefieren no dar muchos nombres.

  • Dirección: Carrera de San Jerónimo, 8
  • Precio medio: 80 euros.