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El bocadillo de calamares se ha convertido en una seña de identidad madrileña

Gastronomía

El bar de Madrid con el mejor bocata de calamares, según la Guía Repsol

Uno de los manjares por excelencia de la capital durante todo el año, pero especialmente en Navidad

El brillante asegura que ha creado los bocadillos más famosos del mundo. Y razón no le falta. Su historia se remonta a los años 30 y, a día de hoy, comerse un bocadillo de calamares en Atocha –o en el Bar Postas anexo a la Plaza Mayor– se ha convertido en una seña de identidad madrileña.

Su origen se remonta a los tiempos de la reforma católica. En esa época, los ciudadanos no podían comer carne durante la cuaresma y en otras costumbres católicas. Por ello, se veían obligados a reemplazar la carne por pescados, mariscos y otros alimentos.

El pescado era un producto muy demandado en el interior del país, pero debido a las dificultades de transporte de la época, en 1739 se piden permisos especiales para traer pescados y mariscos desde el norte de la península. Consiguiendo que el pescado llegase más rápido y en mejores condiciones.

Con el paso del tiempo se empezó a popularizar el rebozado y poco a poco se fue convirtiendo en un alimento muy popular entre los jóvenes, debido a su bajo precio, convirtiéndolo en el fast food castizo. A día de hoy sigue siendo uno de los manjares por excelencia de la capital española y más en Navidad, cuando existe la tradición ver las luces que pueblan cada calle mientras degustamos las lindezas de este clásico rebozado.

Ahora bien, como en todo plato que se precie, es importante conocer cuál es el mejor restaurante o bar que lo prepara. En este sentido, la Guía Repsol nos facilita la tarea y ha nombrado los mejores locales madrileños para probar este bocadillo tan especial. Hay que que sobresalen por encima del resto, siendo el primero de ellos Hermanos Vinagre.

El delicioso bocadillo de calamares de 'Hermanos Vinagre'

«El nombre es un homenaje que hacemos a un elemento indispensable en todos los escabeches: el vinagre». Sin perder un ápice de autenticidad y tradición, Hermanos Vinagre se presenta como uno de esos bares que podría llevar ahí... toda la vida, y cuyo nombre ya pone sobre aviso a nuestro sentido del gusto. Un paraíso del buen comer donde siempre querrás pedir una ronda más.

«Siempre que viene alguien por primera vez le recomiendo tomar una conserva obligado, porque las hacemos nosotros. Antes de abrir Narváez creamos nuestro centro de producción y ahí hacemos todas las conservas: mejillón, berberecho, boquerón, anchoa, la sardina… todas las hacemos nosotros», comenta uno de sus dueños. Incluido el bocadillo de calamares, que rebozan al estilo clásico. Las claves para que sea el mejor son dos: utilizar solo calamares medianos y servirlos en un delicioso pan brioche. Qué mejor que acompañarlo, además, de una caña, un chato de vino o un vermú.

Junto a Hermanos Vinagre, la Guía Repsol reconoce la labor del Café Comercial. Situado en la Glorieta de Bilbao, el local es uno de los lugares mas emblemáticos de la ciudad y es la combinación perfecta de cocina castiza y modernidad. Más allá del bocata de calamares en condiciones, destaca el pepito de ternera, el Paquito –sorpresa: el bocadillo del momento es de cordero– o el mollete de oreja.

En tercer lugar, Santerra Neotaberna se gana el puesto con uno de los bocados más originales. También con pan brioche, pero, en este caso, con rejos, mayones de chipotle, mezcla de hierbas frescas y un poco de lima. «Se puede comer en Ponzano una versión del clásico bocata de calamares que se sirve en la Plaza Mayor», explica la Guía Repsol. Completan el top diez, Bareto, Bar Trafalgar,Los Torreznos, In-Pulso, Bugao, Bar Manero y Patio de Leones.