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Los característicos farallones de CapriGTRES

Corresponsal en el paraíso

Emperadores, escándalos y hoteles con 'overbooking' en la deliciosa Capri

Esta isla de tan solo 17 kilómetros de perímetro debe su nombre a sus primeros y por mucho tiempo únicos moradores: las cabras

Al principio solo había cabras. Más tarde llegó el emperador Tiberio. Al cabo de unos siglos lo haría Oscar Wilde en compañía de sus amores malditos. Y finalmente asomaron la patita con sus modernas maletas Samsonite esos norteamericanos tan entusiastas de todo lo italiano que aterrizan en Fiumicino y creen estar ya en el séptimo cielo. Este verano, San Pedro ha colgado el cartel de completo en ese cielo hecho de cuestas y leyendas, mitos y escándalos, playas de guijarros y giardinos de limoneros y el sapore di sale, sapore di mare más chic de Italia que es la isla de Capri.

Capri, ¿cuál es tu magia? El Mediterráneo tiene 167 islas, pero en ninguna como en esta se mezclan criaturas extraordinarias, leyendas, misterios, conspiraciones, cuevas azules y precipicios rocosos, aventuras y desventuras de personajes que nos han hecho soñar. Es sorprendente que todo esto quepa en una isla de tan solo 17 kilómetros de perímetro que debe su nombre a sus primeros y por mucho tiempo únicos moradores: las cabras. Sí, esos animalillos tan faltos de glamur, difíciles de relacionar a priori con la isla chic por excelencia, pero la única especie capaz de vivir en esta geografía tan escarpada y abrupta. En esto tienen algo en común Capri y Mónaco: en un principio solo había cabras, luego llegó la jet set.

Una de las características embarcaciones de CapriGTRES

Capri tiene infinitamente más pedigrí y menos hormigón que el pequeño principado de los Grimaldi, afortunadamente. Fue Homero quien metió a la escarpada islita del Mar Tireno en la Historia con mayúscula, al incluir sus aguas y sus farallones, esos picos rocosos que surgen del mar como gigantescas setas petras, en la Odisea. Gracias al gran poeta griego, junto a las cabras aparecieron las sirenas, esos seres mitológicos que tentaron a Ulises desde estas profundidades azules. Capri tiene un curioso componente tentador para héroes literarios y para personajes reales. El emperador Tiberio decidió dejar Roma e hizo de Capri su residencia oficial durante los diez últimos años de su vida, entre el 27 y el 37 d.C, no se sabe bien si para huir de la canícula y o de Calígula. Canícula, Calígula... ¡qué más da! El caso es terminar en Capri.

Desde entonces, en la isla han buscado refugio, más o menos pasajero o permanente, figuras de toda condición que en más de un caso han ido alimentando cierto cartel de isla lujosa y lujuriosa. Oscar Wilde llegó acompañado de su joven amante Bosie; el todo poderoso heredero industrial Krupp, del que toma el nombre una de las calles más bellas y serpenteantes de todo el Mediterráneo, se vio envuelto en un terrible escándalo, real e inventado, que conforma uno de los episodios más trágicos y misteriosos de la saga de los reyes del acero. Hasta Lenin y Neruda recalaron una temporada en la isla amalfitana. Los años de la dolce vita trajeron a Jackie Onassis, Sofía Loren, Clark Gable, María Callas… Luego vendrían Tom Cruise, Jennifer Lopez, Paul Allen, Julia Roberts….

Piazza Umberto, de CapriGTRES

Capri es un clásico por encima de las modas. Muchos de ellos alquilan casas en la isla, su presencia pasa inadvertida, o fondean sus yates cerca de los farallones. Se les puede encontrar en las elegantes tiendas de vía Camarelle, tratando de ser «personas normales» en la piazzetta o tomando un negroni en el Hotel Quisisana, la gran dama de la isla, que abrió sus puertas hace casi 150 años como hospital. «Aquí se cura» es lo que significa su nombre. En italiano todo suena mucho mejor. En Italia uno se cura de casi todos los males del alma. Especialmente, en Capri.

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El primer consejo, para ser del todo franca, es evitar Capri durante los meses de julio y agosto. A no ser, claro está, que llegue al islote en nuestro querido velero de 50 metros de eslora. Sí, el mismo con el que fuimos al Hotel du Cap-Eden-Roc el otro día. Y aunque la idea de fondearlo junto a los farallones le resulte sumamente tentadora, tenga cuidado, porque puede amanecer rodeado de una pequeña flotilla de embarcaciones de toda índole cuyas criaturas en nada se parezcan a ese adonis de bañador blanco que protagonizó en este sensacional paraje la célebre campaña de Dolce y Gabbana de Light Blue Eau Intense.

Hotel JK PalaceTony Gigov

Si no le queda otra que ir en verano y carece de barco (o mejor aún, de amigos que le inviten al suyo), no abandone su maravilloso hotel a menos que se declare un incendio. Criatura de Dios, ¿dónde va a estar mejor que haciendo de dolce far niente en un albergo por el que tendrá que pagar al menos 1.000 euros la noche? Y eso, si tiene la suerte de encontrar acomodo este verano. JK Place, la dirección más chic, exclusiva y elegante de la isla (al menos mientras se espera la apertura de la nueva estrella de Oetker, La Palma), no tiene ni una sola habitación libre hasta octubre, con un precio medio de más de 2.500 euros la noche. El legendario Quisisana, más o menos igual. En él podrá jugar al tenis en una de las pocas canchas de la isla. No se olvide de comprar un polo blanco con el escudo de su club de tenis para lucirlo en el Real Club de Golf de Sotogrande.

Capri Tiberio Palace

Otro clásico, el Capri Tiberio Palace, tiene ese encantador aire de clásico gran hotel italiano, deliciosa decadencia con vistas al paraíso en el que podrá comprarse esta temporada unas sandalias con el escudo del hotel grabado en el impecable cuero trabajado a mano por Canfora, mítica zapatería artesana de la isla que Jackie Kennedy puso de moda en todo el mundo. Lo mejor del Capri Tiberio Palace es oír a su pianista, de esos que todavía usan chaquetilla blanca de smoking, dispuesto a sacar toda la artillería melódica italiana para hacerle soñar mientras contempla la costa y piensa en las sirenas de Homero o en los modelos de Dolce y Gabbana. Sapore de sale. Sapore de mare. A decir verdad, San Pedro, ojalá el séptimo cielo se parezca mucho a todo esto.