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Corresponsal en el Paraíso

El mejor ático de París tiene nombre de mujer: Sandra Ortega

La discreta hija de los fundadores de Inditex es dueña, junto con el inversor saudí Osama Al Sayed, del último hotel en llegar al olimpo del lujo parisino: el Hotel Bulgari

La pareja del momento, Jennifer Lopez y Ben Affleck, nos ha recordado estos días algo que en realidad nunca se nos había olvidado: siempre nos quedará París. Y aunque tras su celebrada boda podrían haber puesto rumbo a Bora-Bora, al Polo Norte, a la isla de Sumba, o incluso a la Línea de Kármán (¿no hemos entrado ya en la era del turismo espacial?), han elegido la ciudad del Sena. Según se deduce de las fotografías de la pareja publicadas por distintos medios internacionales, su luna de miel ha transcurrido en el Hotel de Crillon, una de las mejores direcciones de la capital francesa, gestionada desde hace unos años por la cadena hongkonesa Rosewood y con una historia fascinante a sus espaldas en algunos puntos relacionada con España. El palacete de la plaza de la Concorde toma el nombre del duque de Crillon y de Mahón, título este último que le fue concedido tras recuperar para la Corona de España la isla de Menorca de manos de los ingleses. Así es que todo españolito que se pasee este verano por la isla balear tan de moda últimamente, de algún modo le debe algo a este ilustre militar francés al servicio de la Monarquía española. El bravo Crillon también intentó recuperar Gibraltar, pero como bien sabemos, su aventura corrió peor suerte. Sea como sea, si su destino veraniego este verano no es Menorca ni Gibraltar, sino París y su cuenta corriente se parece ligeramente a la del tándem «Bennifer», está de enhorabuena porque tendrá a su disposición más paraísos urbanos que nunca en la historia de la ciudad del lujo por excelencia.

A la renovación de los clásicos Crillon y Ritz, se han sumado en los últimos tiempos las espectaculares aperturas de los impresionantes hoteles Península, Shangri-La, Cheval Blanc y Bulgari, sensacionales proyectos respaldados por las inmensas fortunas de príncipes árabes, nuevos ricos asiáticos, el poderío del zar del lujo Bernard Arnault y la inteligente actividad inversora de la mujer más rica de España, Sandra Ortega Mera. La discreta hija de los fundadores de Inditex es dueña, junto con el inversor saudí Osama Al Sayed, del último hotel en llegar al olimpo del lujo parisino: el Hotel Bulgari. Su músculo financiero y el excelente buen gusto de la marca han hecho posible que éste recién llegado pueda competir sin complejos con los grandes nombres de la hospitalidad y, más aún, que sea capaz de causar general admiración gracias al que seguramente es el ático más asombroso de todo París. Y uno de los más extraordinarios de cualquier ciudad europea.

Salón del penthouseTOMMY-PICONE

  • La casualidad, o tal vez el destino, ha querido que la nueva joya de la primogénita de Amancio Ortega se encuentre precisamente en la misma calle que la Embajada de España en París, concretamente en el número 30 de la Avenue George V. Su ático, la Bulgari Penthouse, es el nuevo «rien ne va plus» del que todo el sector hotelero del lujo habla con admiración. Se trata de un dúplex de 1.000 metros cuadrados de los que nada menos que 600 han sido destinados a un jardín panorámico privado en dos alturas enclavado en el corazón de la ciudad. 600 metros que más que un jardín se asemeja a un frondoso bosque en él que hay toda clase de plantas, árboles y arbustos, de tal modo que uno parece sentirse en el Bois de Bolougne, solo que un poco más cerca del meollo de la ciudad y del cielo al mismo tiempo. Y en medio de este bosque suspendido en el firmamento de París, uno ve entre los árboles, entre las ramas, la Torre Eiffel, que asoma como si fuera un catalpa, un tilo, un castaño, un no se sabe qué de hierro forjado. Qu'est-ce que c'est? El jardín del edén en el cielo de París, como ya intuíamos, no es precisamente barato. Dormir en la Bulgari Penthouse puede llegar a costar unos 35.000 euros la noche. Por asombroso que parezca, este exorbitante precio no le convierte necesariamente en la más cara de la ciudad. Si los «Bennifer» se han alojado estos días en la mejor estancia del Crillon, Les Grands Appartements, decorados en su día por Karl Lagerfeld, la cosa puede andar así así, en línea con las mejores estancia de Bristol, Le Meurice, Peninsula…

Hotel BulgariFrançois Guillemin

Para competir con los mejores, Bulgari juega con inteligencia en París la baza italiana y el estilo contemporáneo, tan del gusto de estas élites, que ahora van en zapatillas de deporte. La baza italiana en este caso incluye mármoles de Breccia, cachemires, gomalacas, piezas de Gio Ponti, sillones de Maxalto, cristalerías de Salviati, vajillas de Ginori 1735. Algunas de estas casas ya fueron proveedores de los dogos y de los Medici. Cuando vuelva tengo que fijarme si también han plantado árboles frutales y limoneros. ¿Un giardino italiano en el cielo de París? Pues esto suena casi tan bien como Capri.

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París es siempre una buena idea, aunque uno no tenga el poderío económico de Sandra Ortega ni de J. Lo, qué más da si por poco dinero uno puede sentirse en el paraíso viendo la vida pasar en la terraza de Le Deux Margot, paseando cerca del Sena, contemplando la Victoria de Samotracia, observando como el sol entra por las vidrieras de la Saint-Chapelle, esperando a que las lucecitas de la Torre Eiffel parpadeen…. ¡Oh, París! En materia de novedades en la ciudad, no conviene perderse la Fundación Pinaud, Bourse de Commerce (sensacional trabajo de Tadao Ando) o L’Hotel de la Marine, en la propia Plaza de la Concordia. Y si no puede alejarse en alguna de las grandes damas dados sus prohibitivos precios, la ciudad está llena de hotelitos de capricho a ambos lados del Sena. Meliá es siempre una buena idea en París (gracias, se habla español y el personal es encantador) y además acaba de estrenar nueva marca, Meliá Collection. Lo hace con la renovación de una deliciosa dirección a un paso de Notre Dame, el Hotel Maison Colbert, edificio en el que Simone de Beauvoir escribió. Naturalmente, no tiene el ático del Bulgari, pero sí cierto interesante pedigrí. En él, Simone de Beauvoir escribió esa especie de manifiesto fundacional del feminismo moderno, El segundo sexo. No tiene el ático del Bulgari, pero el balconcito de la suite número 15 es una delicia y la coqueta terraza junto a la fachada principal tiene ese dulce sabor de los rinconcitos inesperados y casi secretos de la rive gauche.